Madrid 2017 - Día 3 - Miscelánea

Enlace al mapa.

Tras dos intensas noches de rutas cerveceras, con sospechosos habituales de la escena local, la última noche sirvió para visitar algunos sitios que no habían entrado en los anteriores itinerarios por motivos diversos, así como para reencontrar a algunos ilustres ex compañeros de trabajo de mi época vital en Madrid entre cervezas.


“Cuando el ciudadano medio se toma con absoluta normalidad el hecho de que haya una oferta amplia, variada y atrevida de cerveza, no hay marcha atrás


Como punto de encuentro, el barrio de la capital en el que he vivido más y durante más tiempo, Gaztambide, en el distrito de Chamberí; y concretamente en el bar cervecero con mayor número de grifos de toda la ciudad. Taproom Madrid es un local amplio y más bien oscuro, bastante concurrido por público general y con la friolera de 40 tiradores, con una selección a base de cervezas del paraguas de Cervecera Independiente -principalmente Founders-, alguna artesana española y clásicos belgas. Complementa la oferta la agradable terraza con varias mesas, para disfrutar de la -relativa- tranquilidad del barrio, así como las divertidas pizarritas que adornan las paredes con información miscelánica sobre cerveza. Tomé una finísima Passiflora de Nómada, la intachable Oude Lambiek #53 de Boon y una sorprendente Blanka Trigo de Speranto, cervecera castellana de la que me llevo una grata impresión tras estos tres días de ruta.

Vistas desde la barra del Taproom Madrid.

La siguiente parada quedaba lejos del epicentro cervecero, e incluso más allá de la M-30: tan lejos de todo como imprescindible. El distrito de San Blas - Canillejas, una de las primeras zonas que conocí de la ciudad en el lejano 2006, alberga uno de los sitios referentes ya no sólo de Madrid, sino de la escena cervecera española. Mad Brewing, cervecera que en poco más de un año ha conquistado paladares a base de cervezas de inspiración americana, muy bien hechas. En su espectacular brew-restaurant, en medio de un polígono en el que no esperarías encontrar un sitio así -ni mucho menos lleno de gente-, pude nuevamente disfrutar de la cocina con marca Tibor Domènech -ex Animal-, así como de dos cervezas más de esta nueva empresa. Tomé la del barrio, la San Blas, una Kölsch para llegar a todos los paladares, y también la Happy Barry, una Brown Ale impecable, junto a la deliciosa comida a base de nachos, calamares y un épico brisket de ternera marinado al bourbon. De visita imprescindible.

Hasta que no estás dentro, no te crees que vayas a encontrar un restaurante lleno de gente.

Quedaba noche por delante, y aprovechando que justo ese miércoles empezaban las Fiestas de San Cayetano, el primer de los tres festejos populares de agosto que se celebran durante dos semanas en el Centro de la ciudad -siendo, las otras dos, San Lorenzo y La Paloma-. Para seguir con la tradición -empezada el año anterior-, La Tienda de la Cerveza salió a la calle con artillería cervecera para servir a todo paseante que se animara a probar buena cerveza, siendo también un evento popular entre los sospechosos habituales de la escena local. Sirvió para disfrutar de la calle y el buen ambiente de la zona de La Latina, para tomar tan alegremente un mini -750 ml- de plástico de la Origen 2017, una sabrosa y potente Imperial Stout -11,5%- de los gallegos de Jakobsland, una de las cerveceras revelación del año. Y también para conocer finalmente la Tienda, limpia y ordenada, con una buena y variada selección de botellas, y una amplia zona de degustación ideal para celebrar eventos. 


Y conociendo un lado de Madrid notablemente nuevo para mí, el de sus fiestas, finiquité una ruta que me ha permitido tener una foto actual de esta ciudad que, cerveceramente, se empeñó en 2011 en romper el status quo de la caña y la tapa. Lejos, naturalmente, de ser una amenaza a esta cultura cervecera propia, sí que me llevo una impresión muy distinta a la que se vino conmigo de vuelta a casa en mi última etapa larga en la capital, en 2013. Si en aquel entonces se decía que ‘somos 200, y nos conocemos todos’, en relación a las personas interesadas en la cerveza alternativa, esta vez veo como la avalancha de nuevos sitios ha ido acompañada de una progresiva entrada de ‘gente normal’ en los sitios especializados, que a su vez han abierto más su enfoque para captar nuevo público.

Justo cuando estaba en Pez Tortilla, la primera noche, me quedé observando una mesa aleatoria en la que dos personas disfrutaban de una buena ración de croquetas y dos cervezas de tirador. En ese momento, pasó por mi cabeza algo que siempre me viene a la mente cuando estoy en Barcelona o alrededores y observo mi entorno en algún bar o restaurante con buena oferta cervecera: cuando el ciudadano medio se toma con absoluta normalidad el hecho de que haya una oferta amplia, variada y atrevida de cerveza, no hay marcha atrás: el crecimiento es exponencial.

Mad Brewing, o de cómo la 'gente normal' come con vistas a una fábrica de cerveza.

Puedo, entonces, afirmar que me fui muy feliz de Madrid: no sólo pasé cuatro días y tres noches divertidas, reviviendo sensaciones de antaño, sino que veo un progreso en lo cervecero más que relevante, y que augura un crecimiento y liderazgo futuro de la ciudad que puede ser decisivo en la consolidación de la industria y la imagen de calidad de la cerveza española.


Salut i birra!


PS. Sería descortés no agradecer la muy grata compañía a nuevos -David M, Israel, Herminio- y conocidos compañeros -José, Álvaro, Guirec, César- durante la ruta por Madrid. Con buenas personas, la cerveza sabe mejor. Mención especial merece David Gago, un tío grande en todos los sentidos -y posiblemente el madrileño que más sabe sobre cerveza-, que aportó su conocimiento cervecero diferencial y bonhomía en cada una de las tres noches.


Puedes encontrar más fotos de los locales visitando el álbum de Facebook: Madrid 2017.

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