Presentación #07 - Tapón giratorio

Riesgo vs no seas bruto

Repasemos, a continuación, un elemento que demuestra que uno debe, cuanto menos, desconfiar del márquetin. Conviene no confundir el elemento de hoy, el tapón giratorio, con el tapón de rosca que vimos ayer: si bien el de rosca es un gran aliado para la diversión y la vida al aire libre, el tapón giratorio -o chapa giratoria- puede convertirse en tu peor enemigo.

Esta es la historia de una invención que nació para hacer la vida del cervecero más fácil, y que por alguna inexplicable razón no ha conseguido sino lo contrario en numerosas ocasiones. Los humanos somos una raza maravillosa, capaz de enviar sondas especiales a marte, y de tener tapones giratorios que no giran; al menos sin que las manos sensibles sean objeto de un desgarre de proporciones.

Esa dificultad, la amplia aceptación que tuvo en ciertos mercados hace unos años, y la prudencia que exige a las empresas el derecho estadounidense, hicieron que en algunos tapones estándar nos encontráramos mensajes de advertencia para que el consumidor utilizara abridor. Algo que, desde una perspectiva europea, nos resulta bastante gracioso.

Cierto es que en los casos en que el tapón giratorio funciona, la cosa es muy agradecida. Si bien, salvo honrosas excepciones -básicamente se me ocurre Miller’s-, rara vez cumple con su propósito. Y, así como en el caso del tapón de rosca, generalmente no se asocia a cervezas que destaquen por su gran aporte organoléptico -una manera fina de decirlo-.


Salut i birra!


A fin de entender la motivación detrás de esta serie de posts, se recomienda leer la Introducción.

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