Presentación #05 - Etiqueta colgada
Una interesante categoría de elementos son aquellas etiquetas que acompañan una botella pero que, en lugar de estar pegadas a la misma, están sujetas con un hilo o cinta alrededor del cuello, con más o menos gusto y armonía con el conjunto en función de cada caso.
Las etiquetas colgadas pueden intervenir como complemento o suplemento a la etiqueta estándar. Como complemento, su función es generalmente la aportación de datos e información adicionales a la de las etiquetas que no son fácilmente extraíbles del envase. A veces, más allá de datos técnicos, nos encontramos con pequeñas historias, que siempre acompañan con gracia al acto de beber cerveza. A los lectores compulsivos como un servidor nos pone… especialmente si coleccionamos breweriana.
Pero luego tenemos casos en que la ‘etiqueta colgada’ sustituye la función de la convencional: una solución low cost provisional para pequeños lotes de cerveceras que empiezan, o para vaguetes que no tienen máquina de etiquetar. Muchos lo habremos visto. En este sentido, recuerdo con cariño las primeras cervezas de Fábrica Maravillas que encontré: era 2011, tras haber vivido allí tres años antes, acababa de aterrizar de nuevo en Madrid para un periodo prolongado, y las adquirí en la única tienda cervecera del momento, el ya difunto Cervezorama. Bonitos recuerdos.
La variante business, más propia de feria o espacio profesional, es agujerear la tarjeta de visita del cervecero o comercial de la marca y colgarla en la botella. De nada por la idea.
Salut i birra!
A fin de entender la motivación detrás de esta serie de posts, se recomienda leer la Introducción.
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