Presentación #04 - Envoltorio

El caso de hoy podría haber caído en la categoría de ‘embellecedores’ fácilmente, si no fuera por un pequeño aspecto que lo desautoriza para entrar en la categoría más inútil de todas. Y es que el papel sí tiene al menos una utilidad destacable, más allá de embellecer.

Bien lo saben en Heineken, que a pesar de ser conscientes de que la botella verde es potencialmente perjudicial para la conservación mínimamente prolongada de su producto no renuncian a su color enseña. Recuerdo a su maestro cervecero global, Willem van Waesberghe, defendiéndolo en una conferencia en Amsterdam, no sin cierta resignación. Pero al sacar al mercado su Heineken Extra Vers, que viene a ser la Heineken sin pasteurizar -como la Cruzcampo Fresca que salió en el mercado español-, incorporaron el envoltorio de papel para evitar que la luz tuviera aquel efecto deteriorador que bien conocemos que tiene con otras cervezas de envase no suficientemente opaco.

Pero quien más parece utilizar esta técnica de envase son ciertas cerveceras belgas clásicas; en este caso, sí, para darle un aspecto cuidado y exclusivo a sus productos. No negaremos que cuando sacas una botella envuelta con papel impresiona, y da la sensación que estás sacando el elixir sagrado de unos monjes que viven aislados y andan descalzos, y que además dedican 18 horas del día a la contemplación. Luego, a veces, te encuentras absolutos desatinos cerveceros.

No he conocido hasta la fecha a ningún coleccionista de estos papeles de embalaje… o quizás sí, de cierto modo, puesto que debo reconocer, no sin cierto pudor, que los pocos que se cruzan por mi camino los guardo -como evidencia la foto-.

Salut i birra!


A fin de entender la motivación detrás de esta serie de posts, se recomienda leer la Introducción.