Post-verdad mediterránea
La Oxford University Press le otorgó el galardón a la palabra del año 2016, y es que desde el año pasado ‘post-verdad’ ha pasado a formar parte de nuestras vidas, siendo una palabra popular en prensa, tertulias y conversaciones de todo tipo. Muchos la utilizan, pero no dejemos de ver qué nos dicen sobre ella en el diccionario de Oxford:
[traducción propia de la entrada de ‘post-truth’]
De manera recurrente, en 2017 los políticos se acusan mutuamente de utilizar la post-verdad a favor de sus intereses, tratando a sus electores como meros monigotes incapacitados para sacar conclusiones lógicas a partir de hechos probados. Pero no entraremos a hablar de política, que este blog está muy alejado temáticamente de dichos fines. Entonces, pensaréis, ¿cómo liga este inicio con la cerveza?
“Flagrantemente, y sin ningún tipo de pudor, Damm miente”
Los compañeros de Damm, siempre a la vanguardia en comunicación, publicidad y márquetin, no querían quedarse atrás en abrazar las nuevas tendencias globales y decidieron que era un buen momento para utilizar la post-verdad en sus anuncios. Para ello, rodaron un nuevo corto -al que tienen la desfachatez de llamar ‘La Receta’- con actores de moda en parajes idílicos de la costa catalana; podéis verlo a continuación.
Está claro que el propósito del corto es el de presentar Estrella Damm con una imagen de alta calidad y tradición, sofisticada en su proceso y, como viene siendo habitual, cool para el consumidor informal. Personalmente me parece un diálogo bastante forzado, el que tienen los dos protagonistas, pero más allá de mis opiniones hay algo que, tan buen punto vi el anuncio, me chirrío. Y no sólo eso, sino que tras un par de comprobaciones también me irritó bastante: de forma flagrante, y sin ningún tipo de pudor, Damm miente.
Aclarar, a bote pronto, que es cierto que las 2 semanas de reposo tras la fermentación que indican no las hace todo el mundo: en cervezas similares podríamos hablar, en muchos casos, de meses de reposo. Podríamos ponernos puntillosos en más aspectos, pero no nos desviemos, porque el punto interesante viene cuando Miki Esparbé en un momento de su monólogo suelta: 'ni aditivos, ni conservantes; como antes: sólo con ingredientes naturales y una receta de más de 140 años'.
Y no es que el personaje entre en frenesí, o que siga mareado como al principio del film, sino que vemos que se trata de algo que podemos encontrar en la publicidad visual que ha ido propagando la marca tanto digital como físicamente por todos los canales posibles.
Ahora la pregunta es para mí: ¿qué pruebas tienes de que Miki no esté en lo cierto? Si vamos más allá de la absurdidad de pensar que una receta siga inmutable desde hace más de 140 años, considerando entre otros el cambiante tamaño y estructura de la cervecera, la evolución de la técnica y los distintos acabados y calidades de los ingredientes, existen varias pruebas que podemos encontrar.
Empecemos con la presentación de producto de la marca a lo largo de los años, a partir del momento en que las exigencias de información en el etiquetado empezaron a existir en el país*. Muchos coleccionistas conocen perfectamente los aditivos que anunciaba Damm en las chapas de su Estrella Dorada, ya que constituyen uno de los elementos diferenciadores entre estos ítems en los catálogos de tapones corona. En este sentido, es motivo de alegría que la Estrella Damm no necesite E-405 y E-223 a día de hoy, si bien me caben dudas de que August Kentzmann o Joseph Damm atinaran, en el siglo XIX, a introducir dichos aditivos.
Si se ha prescindido de dos ingredientes, un estabilizador de espuma y un antioxidante, me atrevería a afirmar que, más allá del proceso de elaboración, la receta ha cambiado. ¡Pero es que no hace falta remontarnos a los 80!
Hace sólo 5 años, en mi visita a las instalaciones de Damm en El Prat, me obsequiaron con una botella nueva de Estrella Damm, a comercializar en el mercado de UK. La contraetiqueta indica claramente que la cerveza contiene maíz y estabilizador E-405 -el E-223 desaparece-, además de una graduación alcohólica de 4,6% ABV. Hasta donde he podido comprobar, Estrella Dorada y Estrella Damm habían tenido siempre 5,4% ABV, de manera que la diferencia se consigue, naturalmente, adaptando la receta para ofrecer una graduación más adaptada a los hábitos del consumidor británico.
Asimismo, las etiquetas de las botellas de Estrella Damm comercializadas en el mercado local, hasta hace pocos años, detallaban también el uso de maíz y E-405; si bien con los clásicos 5,4% ABV.
Asimismo, las etiquetas de las botellas de Estrella Damm comercializadas en el mercado local, hasta hace pocos años, detallaban también el uso de maíz y E-405; si bien con los clásicos 5,4% ABV.
Ahora, nos indican tanto en castellano como en inglés que la Estrella ‘se elabora utilizando aquella receta original de 1876’ que lleva una ‘combinación de malta de cebada, arroz y lúpulo, 100% ingredientes naturales’. Ni las etiquetas ni la publicidad hacen ya mención de otros ingredientes, como el maíz, estabilizantes o antioxidantes. ¿Receta original de 1876?
Pero no se vayan, que hay más y mejor: incluso la fecha (1876) es inconsistente. Existe un libro** editado por la propia empresa para celebrar su 125 aniversario, encargado desde el Consejo de Administración para ‘poner al día nuestra historia’. Un libro interesante, que permite entender por encima la realidad de la industria cervecera barcelonesa a finales del siglo XIX y durante el siglo XX.
A pesar de contar con una difusión de datos muy medida y controlada, 16 años después el propio libro de Damm nos da suficiente información como para desmentir sus actuales campañas publicitarias. He aquí algunos puntos de interés:
[En cursiva y entre comillas las citas extraídas del libro, traducción propia del catalán]
[En cursiva y entre comillas las citas extraídas del libro, traducción propia del catalán]
- August Kuentzmann Damm abrió en 1872 Cambrinus, una de las primeras cervecerías de la ciudad donde ‘servía la cerveza Strasbourger de primera clase que fabricaba con Camps’, su socio en Camps y Kuentzmann SRC.
- En 1876, año en que se fecha el inicio de las actividades de la actual SA Damm, Kuentzmann se establece por su cuenta, con Joseph Damm como maestro cervecero.
- Strasbourger, Bock y Pilsen fueron las primeras cervezas de la familia Damm. ‘La cerveza Pilsen, que producía J. Damm desde el 1897’ se indica que sigue siendo elaborada por SA Damm bajo las marcas Estrella y Xibeca, que son cervezas distintas entre ellas.
- De lo anterior se desprende que, aún suponiendo que se tratara de la misma receta de cerveza, la que tendría más de 140 años de seguir produciéndose es la Strasbourger, no la Pilsen, y que probablemente la receta no sería de A.K. Damm, que murió en 1877, sino de J. Damm.
- En 1915, la empresa firma un contrato de provisión de malta para la fabricación de cerveza con Charles Bouvard y Cía (La Moravia). A pesar de que podrían tener otros proveedores, no se detalla ningún pedido de arroz.
- No es hasta 1921 que Damm saca al mercado su ‘Estrella Dorada’ -a partir de 1991, Estrella Damm-, que se produce en paralelo a la ‘Pilsen’ ordinaria. De hecho, se apunta que en ‘1935 cerveza más vendida era la Pilsen ordinaria (80%), seguida por la Estrella Dorada (15%)'.
- En el balance de cuentas de cierre de 1935, en la partida de 'Materias Primas' se habla de cebada y malta, si bien se omiten otros ingredientes. Una vez terminada la Guerra Civil Española (1936-1939) se indica como el primer problema de los administradores de Damm la provisión de materias primas, comentando en particular el caso de la cebada y del lúpulo. Pero, una vez más, ni rastro de arroz, que no se menciona en ninguna de las casi 300 páginas del libro.
- Bonus: La botella antigua, según el libro, es de ‘cuando la fábrica era de J. Damm’ (1897-1907). La ‘Estrella Damm’ como tal nació en 1921. Nuevamente, los más de 140 años son inconsistentes.
Recomiendo la lectura detenida del libro, especialmente si eres responsable del departamento de márquetin de Damm. Me consta que los ejemplares van escasos, pero seguro que alguien de la casa se lo puede prestar. Sinceramente, no quiero imaginarme las inconsistencias que saldrían si me pusiera a rascar de verdad y consultara fuentes alternativas a las que la misma empresa ha ido facilitando a lo largo de su vida.
Resumen ejecutivo
- La receta original de Estrella Damm muy difícilmente sea de 1876.
- Se han utilizado otros ingredientes en la receta, como el maíz.
- Asimismo, se han utilizado los aditivos E-405 y E-223, anteriormente.
- La botella antigua que aparece en publicidad no era de Estrella Damm.
La conclusión es clara: es más importante crear una emoción que decir la verdad. Damm piensa que el consumidor de Estrella seguirá contento con su cerveza y, si cabe, más satisfecho ahora que sabe que sus ingredientes son 100% naturales y que la receta es casi bicentenaria***. Mientras, le pasará por alto que le están colando un gol en pro de presentarse como los más auténticos, naturales y tradicionales de toda la industria.
La clave de todo esto ya no está en el por qué Damm recurre al engaño, que me parece que a estas alturas está bastante claro, sino en cuán monigote será el consumidor al tragarse esta post-verdad mediterránea desde su verano mediocre en un velero en Formentera.
Salut i birra!
* Artículo 27 del Real Decreto 865/1984, de 28 de marzo, por el que se modifican algunos artículos de la Reglamentación Técnico-Sanitaria para la Elaboración, Circulación y Comercio de la Cerveza, aprobada por Real Decreto 1456/1981, de 10 de abril.
** SA Damm, Mestres cervesers des de 1876, de Francesc Cabanas.
*** Inmovilidad que históricamente las cerveceras han vendido como algo bueno al gran público. Esto da para otro post.
Fantástico análisis. Con este tipo de grandes cerveceras, el problema es que han primado tanto los resultados económicos y los grandes números de producción, que el alma y el corazón de los inicios se ha diluído tanto como las 2 escamitas de lúpulo que deben de echar en cada fermentador.
ResponderEliminarAfortunadamente para los cerveceros, todavía las emociones, podemos encontrarlas en las microcerveceras, que ponen toda su pasión en hacer un producto que EMOCIONA los sentidos. Poner 20 kg por cada 1000 l de lúpulo está fuera de las ambiciones de gasto de cualquier gran cervecera, por lo que estos trallazos para la nariz y el paladar, jamás podrán ofrecernoslos en sus cervezas de 0.60 céntimos.
Y lo que ya es más problemático es el engaño que en la publi le cuelan al incauto consumidor, desde sus departamentos de marketing sin escrúpulos.
Lo que no cuentan en sus anuncios es como han ido diluyendo en sus recetas, a lo largo de los años, las proporciones de ingredientes principales, como el lúpulo, hasta prácticamente hacer desaparecer su presencia en la copa.