De las primeras reacciones...

Me encuentro con mi hermana en una reunión familiar, después de su último viaje al Japón, y veo con ilusión que me ha traído dos cervezas del país nipón. En esos momentos, mi temor era encontrarme con una Sapporo o una Kirin, de las que fácilmente puedo beberme en casi cualquier restaurante asiático o pseudo-asiático de por aquí. Pero al abrir la bolsa de plástico que contenía mi pequeño souvenir me encuentro, con sorpresa, con dos botellas tan conocidas como desconocidas: Grand Kirin y Grand Kirin Hop Fruity. Sin duda, una respuesta del gigante cervecero asiático hacia las nuevas cervezas que también dejan verse por esas lejanas latitudes. Con mucha curiosidad, un tiempo después me dispongo a probarlas.

Ambas cervezas se presentan en unas curiosas botellas de 33, anchas y chicas, con una boca especialmente grande, cerrada con un vistoso tapón de arandela. Las únicas palabras en grafía occidental destacan conceptos como "speciality", "premium", "pride", "passion" o "craftmanship"; nada fuera de lo normal, y algo que empresas que se centren en vender un buen producto, y no humo, creo que deberían empezar a racionar en sus mensajes, o directamente a evitar. Me gusta, no obstante, el "Reward yourself at the end of the day"... supongo que es un reflejo muy fiel de uno de los ámbitos en que la cerveza entra en mi vida diaria.

Empiezo con la Grand Kirin Hop Fruity. Tal como indicaba la etiqueta, puedo notar en el aroma características propias de Nelson Sauvin, y efectivamente el perfil es bastante afrutado, con un final pináceo y algo amargo, aunque también dulce y, en general, con cierto punto artificial. De trago limpio y no especialmente largo, después de tomarla me quedo con la sensación de que los japoneses cuentan ahora con lo que la Leffe Blonde representa para la cerveza belga, pero dentro de sus presuntos* gustos, que en este caso apuntan a las Hoppy Lagers, que tanto se han empezado a ver últimamente.


No obstante, la segunda (Grand Kirin, sin más) me hace ver que, claramente, la calidad está por debajo de las conocidas cervezas belgas de AB-InBev. En realidad, probablemente la primera fuera bastante mejor gracias al carácter del lúpulo, que en esta segunda se deja intuir muy suavemente con toques cítricos y herbales. ¿A alguien le suena eso de tapar agujeros a base de lúpulo?

Es tomando estas cervezas que voy reflexionando, no sin cierta aleatoriedad, acerca de cómo las grandes han reaccionado a este nuevo producto cervecero que han introducido las "artesanas", "craft" o como querramos llamarlas, y que aunque los sectores más negacionistas no hace tanto aseguraban que no hacía ni cosquillas a las grandes, hemos visto todo tipo de primeras reacciones que apuntan a que lo que ahora pueden ser suaves caricias dentro de un tiempo podrían ser algo más.

Aquí localmente, Damm reaccionó, como ya nos tiene acostumbrados a algunos, de forma beligerante; una estrategia que, a falta de números, me gustaría saber qué resultado positivo les ha traído. Contrariamente, después de ciertos coqueteos con el concepto de "cerveza artesana", y después de inaugurar una fábrica de 1.000 litros en pleno centro de Barcelona para elaborar y vender a granel sus cervezas "frescas" (sin pasteurizar), Moritz se desmarcó de los estrellados para dar, sobre el papel, soporte a las "artesanas". De hecho, durante la misma semana del 4º Barcelona Beer Festival, invitó a sus seguidores de redes sociales a asistir al evento, anunciando a su vez que en breve sacará sus primeras colaboraciones con pequeños fabricantes.

Mahou es probablemente, de los ejemplos que tenemos más cerca, quien más se ha movido y posicionado hasta el momento, lo que sin duda hace destacar su visión estratégica y dinamismo empresarial: no contentos con la fundación de Cervecera Independiente, portal dedicado a la difusión de la cultura cervecera, hace unas semanas se conocían detalles sobre su participación en el accionariado de la aclamada cervecera estadounidense Founders, que a día de hoy ya se sabe que no se trataba sólo de una mera estrategia corporativa, y que efectivamente existñia motivación cervecera detrás de este movimiento.

Hijos de Rivera, por su parte, ha ampliado su portfolio cervecero, haciendo más eco de sus cervezas "especiales", incorporando incluso la Estrella Galicia Artesana, y haciendo paralelamente una ofensiva comercial más intensa que hasta hace poco en la introducción de su Cerveza de Bodega (Estrella Galicia sin pasteurizar) en distintos establecimientos de ciudades importantes y sus cercanías. Mejorías que, cuando vas a tomarte una cerveza por ahí, sin duda se notan en el vaso.

De toda esta cascada de reacciones, personalmente, espero con ganas ver en qué se acaban concretando las colaboraciones y demás iniciativas que prevé Moritz, así como también, naturalmente, uno de los temas que dará bastante para escribir, reflexionar y beber durante este año 2015, que es el desembarco, de una u otra forma, de Founders en nuestro país.  

Mientras doy un sorbo más a la Grand Kirin, y aunque el sabor a jarabe y a maíz es cada vez más notorio por la temperatura que ha ido cogiendo el vaso, pienso que el consumidor, en términos generales, está ganando. La variedad de cervezas crece por momentos: la oferta, en los distintos puntos de venta, es más amplia que nunca, y seguirá expandiéndose durante los próximos años. Asimismo, no dejan de aparecer nuevos productos que, si bien pueden ser "definitivos" para una buena parte de los consumidores de cerveza, pueden servir de puente para otros muchos, que acabarán buscando algo más al descubrir nuevas sensaciones.

¿Y quién será el que ofrezca ese "algo más"? Será Goose Island, o Nøgne, o Founders, o tantas otras empresas que han sido adquiridas o están participadas por empresas del sector cervecero a las que los puristas les fruncen la nariz; o podrán ser empresas independientes, más o menos simpáticas para el consumidor más especializado, de mayor o menor tamaño, y con unos u otros procedimientos para la producción. Muchas de las microcerveceras de hoy pueden estar allí pero, salvo honrosas excepciones, muy posiblemente tengan que evolucionar de forma notable respecto a su estado presente. Aunque apasionante, queda mucho trabajo por delante.

Algunas empresas cerrarán, otras se reinventarán, o algunas se fusionarán entre ellas: habrá bajas sentimentales, podemos estar seguros. Durante este proceso, cabrá tener la cabeza ágil y la mente abierta, entendiendo que la realidad de hoy no tiene que ser la de mañana, y que las empresas, como las personas, tenemos que adaptarnos constantemente a las circunstancias que se nos presentan... o tratar de influir en las mismas.

Incertidumbre ante los nuevos tiempos. Pero, en definitiva, no me cabe duda de que en toda esta mutación que actualmente está en proceso el sector cervecero ganará en su conjunto.


Salut i birra!

* Presumiblemente, ya que entiendo que Kirin no habrá apostado por estas cervezas sin un buen estudio de mercado previo.

Comentarios

  1. Creo que también cabría mencionar a Heineken en España con Alahambra R1925, Mezquita (dos cervezas que me gustaron mucho cuando las tomé, aunque, si no me equivoco, existían ya desde antes de la moda de las artesanas), Cruzcampo Gran Reserva (que no está nada mal), Legado de Yuste (que me pareció bastante olvidable) y la reciente introducción del sistema "tanková", al menos con Amstel (y a propósito de Amstel, en mi última visita a España, la Oro me gustó bastante).

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    1. Buenas Max. Personalmente no consideraría la Alhambra 1925, la Mezquita, la Cruzcampo Gran Reserva ni Legado de Yuste como primeras reacciones; pues como bien apuntas estos productos llevan mucho tiempo en el mercado (más que la primera micro de aquí, excepto la Gran Reserva). La Amstel Oro, y las Shandy/Radler últimamente, serían otros aspectos a mencionar, como cualquier otra mayor ofensiva comercial con productos fuera de lo básico, como también hace La Zaragozana (Ámbar).

      Sin conocer detalles técnicos exactos, entiendo que la Cerveza de Bodega de Hijos de Rivera viene a ser el sistema tanková que mencionas. Desconocía que Amstel lo estuviera haciendo aquí.

      Gracias por tu aporte.

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    2. Sin filtrar y tanková son dos cosas diferentes. O mejor dicho, una no es condición de la otra.
      Tanková es, por defecto, sin pasteurizar (los camiones cisterna se llenan directamente del tanque de filtrado) y las cervezas sin filtrar pueden estar pasteurizadas.

      Por otro lado, yo no sé si pondría a los Radler en la misma bolsa que Amstel oro y las otras cervezas mencionadas. Apuntan a un público completamente diferente y son más que nada una respuesta a la caída en el consumo de cervezas clásicas en general y al aumento en el consumo de cervezas "especiales" (por llamarlas de algún modo). Dos cosas que no están tan relacionadas como algunos insisten en hacernos creer.

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    3. Había puesto en el texto "sin filtrar" y era "sin pasteurizar". Corrijo, gracias. Efectivamente Hijos de Rivera lleva tiempo con el tanková, aunque ahora se encuentra con más frecuencia. ¿Puedes pasarme alguna referencia de sitios donde hayas podido probar tanková de otras marcas en España? Lo digo por tu mención de Amstel, desconocía por completo que aquí estuvieran vendiendo esta cerveza.

      Lo que apuntas sobre las Radlers y la misma bolsa, probablemente daría para un post. Planteado tu punto de vista, que hasta cierto punto comparto, sí que me entran dudas también.

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    4. Lamentablemente, no te puedo pasar ninguna referencia. Es algo que sé por un amigo que me mandó un par de fotos, pero ya no me acuerdo de dónde. Estimo que la información se podrá encontrar en la página web de la marca.

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  2. Joan, esto da para una ronda tio....

    Mi opinión es que, salvo quizás el caso de Moritz, no va a ganar el consumidor sino la cervecera grande en cuestión.

    ¿por qué? Porque al consumidor se le dará un producto viable comercialmente, lo cual suele ir acompañado de una falta de personalidad (hacer birra de calidad es muy caro!) que lleva a que el consumidor al final se conforme con eso, por precio, y no vaya a investigar las cerveceras que si invierten en calidad. Y tampoco beneficiará al consumidor especializado, ya que lo bueno de las micros que adquieras las mahou de turno vendrá con cuenta gotas, y de lo demás se le dará un producto diluido (vease lo de goose island ipa inundando el mercado usa con una version mas ligera de al ipa original) para, de nuevo, inundar el mercado con producto viable economicamente

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    1. Birrotes, no te das una idea de lo que las grandes cerveceras invierten en calidad. Tienen laboratorios de última generación que actualizan constantemente, que, junto los controles de calidad más estrictos, les permiten lograr que todas las partidas, más allá de cuándo y dónde se elaboren, salgan siempre "iguales"; y los equipos de pasteurización y filtrado no son nada baratos (se estima que para una macro, el costo de filtrar/pasteurizar/embotellar es igual o mayor que el del resto del proceso de elaboración), en especial para los volúmenes de producción de los que hablamos, y ni hablar de las líneas de envasado, que son un verdadero espectáculo.

      El problema de la calidad final del producto (y no estoy hablando de gustos personales, sino de calidad objetiva) pasa más que nada por el maltrato que este recibe una vez que sale de fábrica, lo cual también es algo que le sucede a las micro (y que no deja de ser una falla del productor y de la cultura cervecera general).

      Dicho todo esto. te equivocás enormente en tu opinión de que el consumidor no va a ganar.

      ¡Por supuesto que gana! Tiene a su disposición un producto de buena calidad (objetiva y subjetiva), a buen precio, que puede conseguir allí donde compra la mayoría de la cerveza que consume (al menos en casa).

      En tanto esos productos sigan siendo lo suficientemente rentables, las cerveceras no los van a dejar de producir, menos hoy día cuando incluso las cadenas de supermercados ofrecen una relativamente amplia variedad (para el consumidor promedio) de cervezas nacionales e importadas. Lo cual, a propósito, demuestra que la mayoría de los consumidores están más que satisfechos con la cerveza que compran habitualmente, de otro modo, Pilsner Urquell, Budvar o Salvator Pils estarían vendiendo más que Mahou *****.

      En otras palabras, si un consumidor aun no ha salido a investigar, los más probable es que se deba a que nadie la haya dado aun argumentos lo suficientemente convincentes para que lo haga (lo cual es una falla de los vendedores). Aunque también es muy posible que cuando salió a investigar se llevó un chasco para nada barato y que debido a ello elija ir a lo seguro y comprar una Voll-Damm, una Leffe o una Franziskaner.

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