Arbor Ales...
Hoy toca retomar una de las tipologías de entrada más olvidadas e infraexplotada del blog, que es aquella en que el protagonismo se centra en una cervecera y algunas de las cervezas que he podido probar de la misma. En esta ocasión, escribo sobre una de las "nuevas cerveceras británicas" que más gratamente me ha sorprendido en los últimos tiempos, a la altura de los grandes nombres del panorama craft de Inglaterra. La cervecera no es otra que Arbor Ales, cuya sociedad ostenta un nombre revelador en cuanto a sus intenciones: "Arbor - Brewers & Purveyors of Tasty Beverages".
Justo cuando había empezado el último semestre de mi vida universitaria, en marzo de 2007, nacía en Bristol esta nueva microcervecera con una pequeña fábrica de 2,5 barriles británicos (90 galones, 409 litros) dentro del pub Old Tavern, en la zona de Stapleton de la mencionada ciudad inglesa. En junio de 2008, tras el cierre del pub y con la popularidad de su Oyster Stout creciendo a marchas forzadas, deciden trasladarse a la zona de Kingswood, ampliando su capacidad de producción a 5,5 barriles británicos (198 galones, 900 litros).
Un año después del cierre de Old Tavern, siguiendo con su idea de tener un pub propio, pasaron a gestionar The Old Stillage, situado en la zona de Redfield. En 2010 compraron el pub a sus propietarios, a la vez que firmaron el alquiler de otro pub de la ciudad: The Three Tuns, en Hotwells.
Desde su apertura hasta día de hoy, Arbor ha comercializado más de 250 cervezas distintas entre regulares, ediciones limitadas, las de distintas series (Freestyle Fridays, Hoptical Delusion, Bomb, Single Hop o Triple Hop) y las house beers que elaboran para el pub The Cornubia (también en Bristol), ya sea en keg, cask y/o botella, según considere para cada receta su head brewer Jon Comer. Su buenhacer les ha valido el reconocimiento de los consumidores a nivel local, además de numerosos premios a lo largo del tiempo, especialmente en las competiciones de la SIBA (society of independent brewers).
En cuanto a las cervezas, he tenido ocasión de probar hasta diez: la Bushcraft a raíz de una de mis compras en Labirratorium, cuando vivía en Madrid; las nueve restantes, gracias a Ricard Rosell ("Pasta" para los amigos), David Clemente y Maria Llorente de Little Hop, que distribuyen en la Península, entre otras buenas cervezas británicas como Darkstar, las de la cervecera de Bristol, y que me obsequiaron con una magnífica muestra para poder probarlas.
En general, destacaría de todas ellas su enorme bebibilidad y lo frescas que las pude tomar: algo que en un verano como el de aquí (yo pillé los días de sol) me vino ideal. A parte de la buena carga de lúpulo que llevan la mayoría, muy equilibrado y sin astringencias, supongo que la contenida carbonatación y, especialmente, el uso de malta de trigo en cada una de ellas contribuye decisivamente a esa agradable sensación en la boca que te pide a gritos un buen trago largo, además de ayudar a la retención absoluta de la espuma y aportar, en algunos casos, un punto de turbidez, compartido con el hecho de que están acondicionadas en botella (de 568ml: para llenar la pinta hasta arriba, vamos).
Entre las nueve cervezas seleccionadas se encontraban tres variedades de la serie Bomb, unas Pale Ales de 4,7% monovarietales de lúpulos que, según nos explica una muy informativa etiqueta, se comportan mejor subiendo ligeramente el contenido de ABV desde los 4% habituales. Todas ellas presentaban un color ambarino y cierto grado de turbidez, con una base de malta ligeramente acaramelada y un suave punto mantequilloso, diferenciándose básicamente en el perfil de cada lúpulo. Así, la M Bomb, con Mosaic, marcaba ese perfil jugoso e intenso a cítricos, con toques de lima y pino y un toque de fruta tropical; la E Bomb, con El Dorado, bajaba el punto cítrico a favor de otros frutos como el mango o la piña; finalmente, la Dr Bomb utiliza el rebautizado Dr Rudi (antes Super Alpha), que con un perfil menos definido contribuyó con ciertas tonalidades cítricas a una cerveza equilibrada y quizás incluso más amarga y agradable al trago que sus hermanas. En todo caso, las tres serían fácilmente sesionables para auténticos hopheads.
Otra gran cerveza fue la Half-Day IPA, de perfil americano neo-clásico con el uso de lúpulos Simcoe y Centennial y dry-hop de Citra, que le aportan entre otras notas de pomelo, pino y fresas ácidas. Refrescante y resinosa, dejaba un agradable retrogusto a frutos secos y mermelada de naranja, con un final intensamente amargo y algo seco. Lo mejor de Estados Unidos, pero con la facilidad de trago que tan bien trabajan los británicos. En la misma línea, pero con una presencia maltosa menos testimonial, estaba la Yakima Valley, un poco más allá del medio camino entre una IPA y una DIPA. Muy aromática y fresca, con una alta carga de lúpulo americano que aportaba un sinfín de matices afrutados, pero con una base contundente de caramelo, un punto tostada. Dulce y amarga hasta el punto justo para darle contraste, de cuerpo generoso y final ligeramente seco.
Siguiendo con las Pale Ale, la Limelight tenía la pecularidad de contar la piel de lima fresca entre sus ingredientes marcando, y mucho, su carácter final. Clara y de color ámbar, su perfil de lúpulo era bastante típico (pomelo, pino...) con la adición de Cascade y Citra, con un suave contrapunto maltoso, de mantequilla y de frutos secos al trago. Se añadía, no obstante, un inconfundible sabor a piel cítrica y a pulpa que, junto a un cuerpo con tendencia a ser ligero, la hacía extremamente refrescante para un día de sol como el que hacía cuando la finiquité.
Otra gran cerveza fue la Half-Day IPA, de perfil americano neo-clásico con el uso de lúpulos Simcoe y Centennial y dry-hop de Citra, que le aportan entre otras notas de pomelo, pino y fresas ácidas. Refrescante y resinosa, dejaba un agradable retrogusto a frutos secos y mermelada de naranja, con un final intensamente amargo y algo seco. Lo mejor de Estados Unidos, pero con la facilidad de trago que tan bien trabajan los británicos. En la misma línea, pero con una presencia maltosa menos testimonial, estaba la Yakima Valley, un poco más allá del medio camino entre una IPA y una DIPA. Muy aromática y fresca, con una alta carga de lúpulo americano que aportaba un sinfín de matices afrutados, pero con una base contundente de caramelo, un punto tostada. Dulce y amarga hasta el punto justo para darle contraste, de cuerpo generoso y final ligeramente seco.
Siguiendo con las Pale Ale, la Limelight tenía la pecularidad de contar la piel de lima fresca entre sus ingredientes marcando, y mucho, su carácter final. Clara y de color ámbar, su perfil de lúpulo era bastante típico (pomelo, pino...) con la adición de Cascade y Citra, con un suave contrapunto maltoso, de mantequilla y de frutos secos al trago. Se añadía, no obstante, un inconfundible sabor a piel cítrica y a pulpa que, junto a un cuerpo con tendencia a ser ligero, la hacía extremamente refrescante para un día de sol como el que hacía cuando la finiquité.
Por su parte, la Why Kick A Moo Cow (gracioso nombre adaptado de Waikikamukau, una pequeña población de NZ) se salía del predominio de lúpulos estadounidense para explorar los del otro extremo del Nuevo Mundo. De perfil muy afrutado, con toques a physalis peruviana, naranja, mango, pero con toques de malta caramelizada y un genial e inesperado final con ligeros matices de café. Dulce y amarga, con buen cuerpo y un final seco ideal para combinar con comida grasa.
Finalmente, era el turno de las dos Amber de la selección. La Lucky 7 se presentaba turbia y ambarina, de aroma muy intenso y jugoso a cítricos, mango, physalis y pino, gracias al uso de hasta siete lúpulos distintos (Apollo, Rakau, Simcoe, Waimea, Mosaic, Southern Cross y Summit) además de un intenso fondo maltoso caramelizado (con tres variedades: Maris Otter, CaraMalt y Crystal). De final largo y amargo, sensación aterciopelada y cuerpo generoso, con un final algo seco.
La The Monkey's Uncle fue, sin duda un magnífico colofón final; probablemente de las mejores. La etiqueta la describía como "Hoppy Amber Ale", aunque no me pareció que lo fuera más que la anterior. Muy fresca y jugosa, con notas tropicales a mango y pino y un trabajado y meloso perfil de malta, al que cabía añadir una deliciosa y suave base como de butterscotch. Igual que su hermana, tenía un final largo y fresco, bien amargo pero también dulce.
Después del repaso, para no alargar más la entrada, sólo quería compartir una reflexión final que se me ocurrió mientras tomaba la genial Why Kick A Moo Cow. El hecho es que ahora que empezamos a tener ciertas cervezas de nivel en nuestro panorama, cuando tomamos cervezas "de fuera" creo que, en todo caso, deberíamos preguntarnos si mejoran o no lo que ya tenemos aquí, y más cuando se trata de cervezas de claro perfil lupulado como las descritas en este post (eso, claro está, si buscamos algo más que la chapa, la etiqueta o el tick en cualquier red social cervecera).
Por mi parte, y en ese sentido, puedo decir que las Arbor tienen aquí el sitio que quieran y que, además, se adaptan muy bien al paladar y gustos locales. Me alegra comprobar como varios bares empiezan a tenerlas en barril: esperemos sigan llegando y nos vayan refrescando el paladar por mucho tiempo.
Agradecer, finalmente, al equipo de Little Hop el facilitarme estas 9 delicias.
Salut i birra!
ESO DE LA ETIQUETA O LA CHAPA ME HA LLEGADO A LO MAS PROFUNDO JAJAJAJAJ.
ResponderEliminarDE ARBOR PROBÉ EN LA MISMA ÉPOCA QUE TU LA BUSHCRAFT Y 5 O 6 MAS CON OPINIONES ENCONTRADAS, MAS BIEN TIRANDO A MAL. HACE POCO PROBÉ OTRA DE LAS DE NUEVA HORNADA Y SIGO DIVIDIDO, NO TERMINAN DE ENCANTARME PERO NO ESTÁN MAL. A VER SI TRAEN TODA ESTA SELECCIÓN, YO DESDE LUEGO LAS PROBARÉ.
COMO VEO QUE TIENES MUCHAS CHAPAS, GUARDAME UNA QUE CREO QUE ESTA NO LA TENGO JAJAJAJ.
SALUDOS BIRRA A TU AIRE XD
Por chapas de Arbor no te preocupes que tengo algunas :-). Y no dudes en probarlas si os llegan por Madrid porque están on fire. Es cuestión de gustos, como siempre, pero para los hopheads son una apuesta segurísima. ¡Un abrazo Yorch!
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