EBBC14 - Día 1, la previa...
... o mi primer contacto con el Irish Charm
7 de la mañana. Me despierto en una cama extraña, después de una noche en la que mi cuerpo descansó, pero mi cabeza no dejó de buscar preguntas y respuestas al sinfín de estímulos al que había estado y seguía estando expuesto en esa última semana de junio de 2014. Había dormido 5 horas, suficiente: no podía dormir más si quería aprovechar el día, así que rápidamente cogí la toalla, me duché y me vestí con arreglo al código de vestimenta estipulado en el pre-con packet, que había recibido vía email de parte de la organización del European Beer Bloggers Conference dos semanas antes.
Bajé al café del hostal a tomar mi desayuno, que incluía tostas, melmelada, muesli y té; muy en línea a lo que generalmente como cuando me toca viajar por otros asuntos. Después de coger energía con la comida, abrí el portátil y empecé a estructurar un poco lo que sería mi primer día en Dublín: breve aclimatación, paseando por la zona sur del río Liffey, y llegada temprana al pub The Church, que sería la sede oficial para la celebración de la EBBC 2014. Después de echar un último vistazo a la agenda del día y planificar la actividad, hablé brevemente con Mrs. Birraire, consulté las redes sociales e hice un par de gestiones.
Durante este tiempo, se había sentado en la misma mesa un chico rubio, de rasgos inequívocamente británicos, complexión fuerte. Su cara me pareció familiar, pero tardé demasiado en darme cuenta de que su camiseta negra lucía motivos cerveceros, o al menos lo suficiente como para darle tiempo a levantarse sin que pudiera preguntarle si él también estaba allí por la EBBC. "En fi", pensé, "d'aquí a poques hores ho descubriràs".
Me levanté y rápidamente empecé a investigar y recorrer los alrededores del hostal, dirigiéndome a continuación en sentido norte para empezarme a orientar en el camino que tenía que seguir para asistir a la conferencia. Antes de cruzar el río, giré rumbo al Dublin Castle, con intención también de visitar las dos catedrales medievales: la Christ Church Cathedral y la Saint Patrick's Cathedral. No obstante, al llegar al castillo y encontrar la zona de los Dublin Gardens, me apeteció mucho más sentarme a observar que visitar el interior de las iglesias; y así lo hice.
Allí, en los jardines, con más locales que turistas aún, pude leer un breve texto que me había traído sobre la historia de Irlanda, y de Dublín especialmente. El contexto parecía idóneo para leer y entender, aunque fuera mínimamente, la importancia de los hechos ocurridos hace años, e incluso siglos, en esas mismas latitudes: historias que ocurrieron a escasos metros de donde estaba tranquilamente sentado, con el permanente zumbido en las orejas de unos abejorros que se estaban pegando un festín de polen análogo al que esperaba pegarme yo en breve, pero a base de cerveza irlandesa.
Después de reflexionar acerca de lo que había ido leyendo sobre la ciudad en la que me encontraba, cogí una ruta alternativa a la tomada a primera hora de la mañana, que me permitió, al menos, contemplar las dos catedrales para, a continuación, volver al hotel a coger la sudadera: el día era radiante, pero seguro que por la noche la necesitaría. Consultando Twitter, de nuevo en el Hostal, detecté más actividad de la que generalmente registra mi cuenta, y después de un par de tweets descubrí que, efectivamente, había desayunado al lado de Steve Lamond, del blog Beers I've Known. Quedamos para hacer una previa a la conferencia en uno de los pubs más celebrados de la ciudad, el Against The Grain, que estaba a 4 minutos escasos andando desde el hostal. Distancia tan apropiada como peligrosa.
Durante este tiempo, se había sentado en la misma mesa un chico rubio, de rasgos inequívocamente británicos, complexión fuerte. Su cara me pareció familiar, pero tardé demasiado en darme cuenta de que su camiseta negra lucía motivos cerveceros, o al menos lo suficiente como para darle tiempo a levantarse sin que pudiera preguntarle si él también estaba allí por la EBBC. "En fi", pensé, "d'aquí a poques hores ho descubriràs".
Me levanté y rápidamente empecé a investigar y recorrer los alrededores del hostal, dirigiéndome a continuación en sentido norte para empezarme a orientar en el camino que tenía que seguir para asistir a la conferencia. Antes de cruzar el río, giré rumbo al Dublin Castle, con intención también de visitar las dos catedrales medievales: la Christ Church Cathedral y la Saint Patrick's Cathedral. No obstante, al llegar al castillo y encontrar la zona de los Dublin Gardens, me apeteció mucho más sentarme a observar que visitar el interior de las iglesias; y así lo hice.
Allí, en los jardines, con más locales que turistas aún, pude leer un breve texto que me había traído sobre la historia de Irlanda, y de Dublín especialmente. El contexto parecía idóneo para leer y entender, aunque fuera mínimamente, la importancia de los hechos ocurridos hace años, e incluso siglos, en esas mismas latitudes: historias que ocurrieron a escasos metros de donde estaba tranquilamente sentado, con el permanente zumbido en las orejas de unos abejorros que se estaban pegando un festín de polen análogo al que esperaba pegarme yo en breve, pero a base de cerveza irlandesa.
Después de reflexionar acerca de lo que había ido leyendo sobre la ciudad en la que me encontraba, cogí una ruta alternativa a la tomada a primera hora de la mañana, que me permitió, al menos, contemplar las dos catedrales para, a continuación, volver al hotel a coger la sudadera: el día era radiante, pero seguro que por la noche la necesitaría. Consultando Twitter, de nuevo en el Hostal, detecté más actividad de la que generalmente registra mi cuenta, y después de un par de tweets descubrí que, efectivamente, había desayunado al lado de Steve Lamond, del blog Beers I've Known. Quedamos para hacer una previa a la conferencia en uno de los pubs más celebrados de la ciudad, el Against The Grain, que estaba a 4 minutos escasos andando desde el hostal. Distancia tan apropiada como peligrosa.
"Real food, global beers", rezaba el cartel de aquel local situado en la esquina entre Wexford Street y Protestant Row. Con unas mesitas fuera, y una fachada clásica de las que llaman más mi atención que la del paseante medio, este pub dublinés forma parte de la cadena de bares de la Galway Bay Brewery, una de las 60 craft irlandesas, y una de las más célebres. Y no por casualidad, como pude comprobar.
En el interior, me encontré con un local de tamaño medio, completamente vacío (no eran ni las 12h), de decoración entre clásica y moderna, con mesas de madera al entrar y al fondo, y una larga barra con taburetes para sentarse, detrás de la cual podía encontrarse una informativa y vistosa pizarra, así como una más que notable selección de whiskys, cada uno con el precio de una copa indicado debajo. Si mi objetivo del viaje no hubiera estado estrictamente relacionado con la cerveza, probablemente me hubiera dejado caer en algún momento del fin de semana para dar cuenta del contenido de alguna de las botellas que vi, pero cuando uno ve la inmensa selección de cervezas locales, totalmente desconocidas por mí, tanto en grifo como en botella, tampoco tiene que ejercer un ejercicio de auto-control excesivo ante dicha situación.
Steve estaba en la barra, de pie, conversando animosamente con Dave, el bartender, y sin perder de vista la selección de grifos en ningún momento. Me presenté y, automáticamente, pude unirme a la conversación mientras, por mi parte, tampoco perdía de vista la oferta de cerveza en barril, que era francamente interesante para un absoluto neófito en birra irlandesa como podía ser yo. No teníamos mucho tiempo si queríamos llegar a una hora decente a la conferencia, así que al pedir mi primera media pinta aproveché para pedír también algo de comida: unas crisps y una Against the Grain Traditional Sausage, de O'Flynn's, servida con pan de chapata, cebolla salteada y con mayonesa de mostaza. Deliciosa.
En cuanto a bebida, empecé el recital con una de las cervezas propias de la Galway Bay Brewery, concretamente una edición especial llamada Pilot 009 Mare Incognita US. Se trata de una Saison ligerita y lupuladita (últimamente no eres nadie si no haces una), que utiliza lúpulos Belma y dry hop de Mosaic. Un inicio suave, con toques especiados y de brett, pero también a fruta cítrica y, ligeramente, a piña. Una manera de empezar poco representativa en cuanto a tradición cervecera del país en el que me encontraba, pero sin duda una muy buena muestra de las nuevas tendencias. En todo caso, acompañó perfectamente esas primeras charlas en las que, en línea a lo que ocurrió repetidamente durante el fin de semana, pude hablar extensamente acerca de la realidad cervecera de aquí.
Cuando ya estaba terminando mi media pinta, llegó la salchicha que había pedido y seguí con una recomendación casi-imperativa que me habían hecho tanto Steve como Dave: también de la GBB, era el turno de su famosa doble IPA, Of Foam and Fury. Nunca he sido un gran amante de las DIPAs, y probablemente sea porque he probado muy pocas como ésta. Si tuviera que resumir en una palabra mis impresiones, apostaría por "equilibrio": en sensación alcohólica, en cuerpo, en sabores... Muy afrutada, con un lúpulo fresco que, a parte de las notas más evidente a pino o cítricos, aportaba ligeros matices mentolados; y con un perfil maltoso notorio, acaramelado y complejo. Me habría tomado unas cuantas.
Adicionalmente, pude probar un par de sorbos de una impresionante Galway Hooker Irish Stout, además de una Amber que, en su versión cask, se deja beber que da gusto: la Thornbridge Sequoia. La sorpresa, sin embargo, fue cuando dimos el aperitivo por cerrado y nos disponíamos a pagar e irnos, pues Dave nos indicó que invitaba la casa. Con el fantástico rato que pasé y el delicioso refrigerio que había tomado, me dio la sensación de que me estaban invitando a muchísimo. Ante esto, no pude hacer más que darle mi más sincero agradecimiento por hacer de mi primera experiencia cervecera en Irlanda un auténtico placer.
Partimos sabiendo de antemano de que llegaríamos a la recepción un poco después de que se diera el pistoletazo, pero con tiempo suficiente para presentaciones, catas iniciales y el comienzo propiamente de la conferencia. A una velocidad superior a la media, llegamos en menos de 15 minutos al imponente, a la vez que curioso, pub que es The Church y allí, después de bajar las escaleras de caracol dirección Tower Bar, pudimos registrarnos y coger sitio en una de las mesas de la sala adjunta, el Cellar Bar, donde mayoritariamente tendrían lugar las charlas y actividades.
24 horas antes, lucía una elegante corbata en el cuello. En el momento en que la acreditación de la European Beer Bloggers Conference empezó a ocupar ese mismo espacio es cuando de verdad sentí que comenzaba la experiencia que me había traído a visitar la nación de James Joyce, Oscar Wilde o Sinéad O'Connor, el país de las archiconocidas Guinness y Beamish, pero también de O'Hara's, Galway Hooker, Galway Bay y de un montón de nuevas y encantadoras cervezas que me esperaban para descubrir una realidad cervecera irlandesa que, puedo adelantar, me sorprendió en muchos aspectos.
Salut i birra!
Desde luego una visita bien interesante a una ciudad que no conozco y con cervezas que no he tenido el placer de probar. Toda una experiencia, seguro. A ver si copias ideas y montamos algo así por estos lares, con fundamento y que realmente merezca la pena. Enhorabona per l'escapada, Joanet! Una abraçada!
ResponderEliminarPues sí, una experiencia birrera muy interesante y nueva; y por mi parte, que no me documenté demasiado antes de viajar, una sorpresa.
EliminarSobre montar algo igual por aquí, es complicado, porque se requiere de muchísimos recursos (sponsors, principalmente) y dedicación. Pero vamos, está claro que es un plan interesante y que podría funcionar.
La semana que viene sigo con el primer día de conferencia propiamente, que fue duro para el hígado :-). Salut!