Barcelona Beer Festival 2014 - Un balance personal...
Hace algo más de 2 semanas que, después de tres días en el que la palabra "intensidad" probablemente formaría parte del repertorio léxico de todos los involucrados en el evento, cerramos la fase de ejecución de la tercera edición del Barcelona Beer Festival. Una vez recuperadas las fuerzas y superado el shock emocional multidireccional que supone para mí esta anómala actividad dentro mi altamente irregular monotonía, doy por finiquitado el hiato cervecero para seguir con mis quehaceres habituales, como por ejemplo la publicación de contenidos en esta bitácora.
Podría escribir mucho, muchísimo acerca de este pasado BBF14; de manera casi ilimitada. Pero dado que el Festival ya ha ocupado grandísima parte de mi tiempo y publicaciones estos últimos meses prefiero pasar página rápido, tratando el tema de forma ejecutiva en este post, que refleja el balance que personalmente, y nunca de manera oficial ni oficiosa, hago sobre lo transcurrido entre el 11 y el 13 de abril de 2014 en el Museu Marítim de Barcelona.
Para empezar de manera estructurada, un primer bloque de valoración sería la medición objetiva. Este año, partíamos de una serie de metas clave, que podrían resumirse terminológicamente como objetivos de consolidación y de viabilidad. El primero consistía, naturalmente, en dar continuidad al concepto de festival, manteniendo un mismo horizonte en términos de asistencia, reincidiendo en todos aquellos rasgos propios y definitorios de la marca BBF. En cuanto a viabilidad, cabía sentar mejor las bases para asegurar la línea de calidad que pretendemos ofrecer no tan solo a presente, sino también a futuro; garantizando, a su vez, la generación de un mayor grado de satisfacción global, tanto interna como externa.
En este sentido, siento satisfacción al comprobar que a la praxis hemos sido capaces de ejecutar nuestra planificación y líneas de actuación de acuerdo a los objetivos marcados. A pesar del calor, se vivió una buena jornada festiva, con una amplia variedad de cervezas que, aunque siempre quedará margen para la mejora, interesaron y gustaron a los asistentes, que en el global del fin de semana fueron 25.000 personas: dentro de lo esperado y de las posibilidades que ofrecía el espacio. Con una previsión de consumo ajustada y sin incidentes destacables, objetivamente podemos estar muy satisfechos.
No se pueden obviar, naturalmente, las críticas y puntos de mejora detectados, que como siempre será importante estudiar con atención para seguir creciendo y adquirir una experiencia más completa, que es lo que año a año nos ayuda y nos motiva para montar un festival mejor. A mi parecer, y aunque no la comparta punto por punto, esta entrada de Pau puede servir de referencia por su completitud, racionalidad* y fundamento.
Ha habido disparidad de opiniones sobre el hecho de cobrar entrada, y sobre su precio final (7€). En mi opinión, ha sido un acierto introducir esta novedad que, aunque comportaba cierto riesgo, finalmente ha tenido un efecto similar o muy parejo al que se buscaba. No obstante, estoy seguro de que será un tema a ponderar de cara a futuro, por la propia capacidad de control de la asistencia que supone toda la temática de los accesos. Lo que es seguro es siempre tendrá una correlación importante con el sitio donde se celebre el BBF15 y su aforo real.
Y es que un año más, aunque personalmente considero que sin proporción, se habla de las insufribles colas que hubo. Sólo me consta un rango de dos horas, el sábado por la tarde, en el que no se entró con fluidez al recinto; por lo demás, al menos internamente, estamos contentos con la gestión de la asistencia. Como bien comentaba mi compañero Mikel, no se puede organizar un festival para asegurar la oferta en el momento de mayor demanda: sería tan absurdo como dimensionar una cafetería para el café con leche y el cruasán de todos los trabajadores de un distrito en el momento pico de la mañana.
No se pueden obviar, naturalmente, las críticas y puntos de mejora detectados, que como siempre será importante estudiar con atención para seguir creciendo y adquirir una experiencia más completa, que es lo que año a año nos ayuda y nos motiva para montar un festival mejor. A mi parecer, y aunque no la comparta punto por punto, esta entrada de Pau puede servir de referencia por su completitud, racionalidad* y fundamento.
Ha habido disparidad de opiniones sobre el hecho de cobrar entrada, y sobre su precio final (7€). En mi opinión, ha sido un acierto introducir esta novedad que, aunque comportaba cierto riesgo, finalmente ha tenido un efecto similar o muy parejo al que se buscaba. No obstante, estoy seguro de que será un tema a ponderar de cara a futuro, por la propia capacidad de control de la asistencia que supone toda la temática de los accesos. Lo que es seguro es siempre tendrá una correlación importante con el sitio donde se celebre el BBF15 y su aforo real.
Y es que un año más, aunque personalmente considero que sin proporción, se habla de las insufribles colas que hubo. Sólo me consta un rango de dos horas, el sábado por la tarde, en el que no se entró con fluidez al recinto; por lo demás, al menos internamente, estamos contentos con la gestión de la asistencia. Como bien comentaba mi compañero Mikel, no se puede organizar un festival para asegurar la oferta en el momento de mayor demanda: sería tan absurdo como dimensionar una cafetería para el café con leche y el cruasán de todos los trabajadores de un distrito en el momento pico de la mañana.
En cuanto a otras novedades, como los Beer Informer o el Meet the Brewer, creo que la recepción ha sido buena y que el concepto puede tener continuidad, seguramente con una forma más ajustada gracias a la experiencia que nos ha dado el piloto de este año 2014. Con los primeros, podremos además tener un feedback más completo sobre tendencias en el consumo y las dudas que les surgen a aquellas personas que han hecho uso de este servicio. Por su parte, con el MTB tengo ya la seguridad de que aunque sobre el papel a todo el mundo le parecía imprescindible poder hablar con el elaborador, y que este hecho era visto como uno de los inconvenientes del formato festival, a la hora de la verdad no hubo precisamente cola de asistentes para mantener charlas con los productores para conocer más sobre ellos o sus cervezas (como tampoco las hay en las ferias, porque engañarnos). Si se consiguieron, no obstante, otro tipo de sinergias interesantes.
El apartado de Actividades registró una asistencia notable, aunque no hubo ningún lleno absoluto en las actividades gratuitas: en todos los casos, de las entradas pre-adquiridas por Ticketea (la mayoría estaban agotadas) se personaron en la Sala Auditori menos del 50% de las reservas (aunque luego entraron otros interesados en su lugar). Contrariamente, sí se trabajó con capacidad máxima en las tres actividades de pago, que contaban con el handicap importante respecto a las demás de contar con un precio de entrada (8€, muy ajustado), pero que aseguraron un filtro de interés real en la asistencia, y que además generaron mucha satisfacción por la calidad de los contenidos y el conocimiento de los ponentes. En este sentido, está claro que este tipo de detalles pesarán a la hora de configurar la parrilla de actividades del próximo BBF.
Las Jornadas Profesionales también transcurrieron con normalidad, y despertaron el interés de aquellos que fueron invitados. Siendo el primer año, estoy seguro de que tenemos margen de mejora, e incluso cabe repensar si debemos facilitar posibilidades creativas para que otros asistentes que quieran estar puedan participar en dichas charlas. No me gustaría cerrar este apartado sin hacer una mención especial sobre la ponencia de Sostenibilidad en las Microcervecerías, impartida magistralmente por Nico de la Brasserie de Marsinne, que fue objeto de excelentes comentarios. (Tampoco he oído ni leído nada sobre su cerveza Leopold 7, que para mí fue una de las mejores del BBF14 sin lugar a dudas).
El apartado de Actividades registró una asistencia notable, aunque no hubo ningún lleno absoluto en las actividades gratuitas: en todos los casos, de las entradas pre-adquiridas por Ticketea (la mayoría estaban agotadas) se personaron en la Sala Auditori menos del 50% de las reservas (aunque luego entraron otros interesados en su lugar). Contrariamente, sí se trabajó con capacidad máxima en las tres actividades de pago, que contaban con el handicap importante respecto a las demás de contar con un precio de entrada (8€, muy ajustado), pero que aseguraron un filtro de interés real en la asistencia, y que además generaron mucha satisfacción por la calidad de los contenidos y el conocimiento de los ponentes. En este sentido, está claro que este tipo de detalles pesarán a la hora de configurar la parrilla de actividades del próximo BBF.
Las Jornadas Profesionales también transcurrieron con normalidad, y despertaron el interés de aquellos que fueron invitados. Siendo el primer año, estoy seguro de que tenemos margen de mejora, e incluso cabe repensar si debemos facilitar posibilidades creativas para que otros asistentes que quieran estar puedan participar en dichas charlas. No me gustaría cerrar este apartado sin hacer una mención especial sobre la ponencia de Sostenibilidad en las Microcervecerías, impartida magistralmente por Nico de la Brasserie de Marsinne, que fue objeto de excelentes comentarios. (Tampoco he oído ni leído nada sobre su cerveza Leopold 7, que para mí fue una de las mejores del BBF14 sin lugar a dudas).
Dejando atrás la visión más objetiva, a base de números, expectativas y comentarios recibidos, me gustaría pasar brevemente a la vertiente subjetiva, para valorar el Festival tal como lo vi yo con mis ojos mientras el cansancio, la tensión y los huesos de mis pies amenazaban en apagar el sistema.
Cuando miras el reloj y tu cabeza pensante te hace ver que, en circunstancias normales, debería hacer 3 horas que te hubieses acostado en esa apetitosa cama blanca de sábanas lisas y bien planchadas que te va guiñando el ojo sensualmente, si pudieras ver por un agujero las caras de disfrute que pude contemplar desde el viernes hasta el domingo cada vez que cruzaba la nave de la Sala Marqués de Comillas del Museu Marítim de Barcelona, nada en este mundo parecería más importante que seguir sentado en la incómoda silla del escritorio de ese "otro hotel más" para conseguir que esos rostros se conviertan en realidad dentro de unas cuantas semanas.
La valoración subjetiva, consecuentemente, no puede ser sino muy satisfactoria también, viendo no sólo las caras que apuntaba, sino viendo a todo el equipo del Festival recibir felicitaciones, agradecimientos y palmadas en la espalda por el trabajo hecho, así como comentarios de cerveceros foráneos asegurando que no les cabía duda de que volverían, que la experiencia había sido de magnitud. Si algo me quedó claro es que los asistentes disfrutaron del BBF: de la otra gente que se congregó en el Museu, de las cervezas ofrecidas y, en general, del ambiente conseguido, en parte también por una selección musical adecuada, cuidada y hecha con cariño (¿artesana?), de la que este año por cierto no se ha hablado (aunque a ratos entiendo que no se oía).
Cuando miras el reloj y tu cabeza pensante te hace ver que, en circunstancias normales, debería hacer 3 horas que te hubieses acostado en esa apetitosa cama blanca de sábanas lisas y bien planchadas que te va guiñando el ojo sensualmente, si pudieras ver por un agujero las caras de disfrute que pude contemplar desde el viernes hasta el domingo cada vez que cruzaba la nave de la Sala Marqués de Comillas del Museu Marítim de Barcelona, nada en este mundo parecería más importante que seguir sentado en la incómoda silla del escritorio de ese "otro hotel más" para conseguir que esos rostros se conviertan en realidad dentro de unas cuantas semanas.
La valoración subjetiva, consecuentemente, no puede ser sino muy satisfactoria también, viendo no sólo las caras que apuntaba, sino viendo a todo el equipo del Festival recibir felicitaciones, agradecimientos y palmadas en la espalda por el trabajo hecho, así como comentarios de cerveceros foráneos asegurando que no les cabía duda de que volverían, que la experiencia había sido de magnitud. Si algo me quedó claro es que los asistentes disfrutaron del BBF: de la otra gente que se congregó en el Museu, de las cervezas ofrecidas y, en general, del ambiente conseguido, en parte también por una selección musical adecuada, cuidada y hecha con cariño (¿artesana?), de la que este año por cierto no se ha hablado (aunque a ratos entiendo que no se oía).
Este es el sufrimiento al que fuimos sometidos en la pequeña celebración post-BBF... |
Por último, no quisiera desaprovechar la ocasión para cerrar la entrada con la medición de un bloque más personal; de sensaciones vividas. Y es que un año más, la clave de este festival, su engranaje principal, han sido las personas que estamos detrás. El funcionamiento interno que tenemos como equipo se acerca mucho a un ideal propio, a unos valores y creencias que me cuesta ver reflejadas en la sociedad, y en mi entorno laboral e incluso familiar. Con todas nuestras imperfecciones individuales, el grupo de personas que formamos el BBF funcionamos como un equipo casi perfecto que, lejos de personalidades, trabaja para una misma causa común, que en la mayoría de casos va incluso más allá que el propio festival.
Así como después del BBF13, volví a casa anonadado por el rendimiento y la humanidad que podemos llegar a ofrecer las personas cuando las condiciones son las correctas. Por segundo año consecutivo, he recibido en tan sólo tres días un tratamiento a base de estímulos positivos que me hace creer en la naturaleza humana, en ser prosélito de valores como el respeto o la igualdad, en desconfiar de las jerarquías artificiales y en el inmovilismo de las ideas, y en tomarse la vida con menos prisas y con más cervezas. Es por todo esto, y por todas las demás cosas no descritas que me costaría horas poder conceptualizar, que el Barcelona Beer Festival 2014 ha sido, a título personal, un éxito rotundo.
Salut i birra!
* Y digo racionalidad porque, sinceramente, el BBF es un festival de cerveza, y aunque se acepten todas las sugerencias y críticas posibles la verdad es que no entra dentro de la previsión, por ejemplo, el hecho de habilitar una terracita chill-out para tumbarse, masajito en los pies incluído, chuletón de ternera al punto y cerveza en maß con vistas al mar (o, ya puestos, la caipirhinha o el mojito envasados en keykeg). Racionalidad es tener claro qué es un festival de cerveza.
Así como después del BBF13, volví a casa anonadado por el rendimiento y la humanidad que podemos llegar a ofrecer las personas cuando las condiciones son las correctas. Por segundo año consecutivo, he recibido en tan sólo tres días un tratamiento a base de estímulos positivos que me hace creer en la naturaleza humana, en ser prosélito de valores como el respeto o la igualdad, en desconfiar de las jerarquías artificiales y en el inmovilismo de las ideas, y en tomarse la vida con menos prisas y con más cervezas. Es por todo esto, y por todas las demás cosas no descritas que me costaría horas poder conceptualizar, que el Barcelona Beer Festival 2014 ha sido, a título personal, un éxito rotundo.
Salut i birra!
* Y digo racionalidad porque, sinceramente, el BBF es un festival de cerveza, y aunque se acepten todas las sugerencias y críticas posibles la verdad es que no entra dentro de la previsión, por ejemplo, el hecho de habilitar una terracita chill-out para tumbarse, masajito en los pies incluído, chuletón de ternera al punto y cerveza en maß con vistas al mar (o, ya puestos, la caipirhinha o el mojito envasados en keykeg). Racionalidad es tener claro qué es un festival de cerveza.
Completamente de acuerdo con tus apreciaciones acerca del meet de brewer (el cervecero que quiere charlar ya se ocupa de hacerse ver y ser amigable… y el que no, ni aunque le pongas una vitrina. Pero la idea es interesante, no la desecharía si no que le daría una vuelta más.
ResponderEliminarY lo mismo para las actividades. Un pago simbólico que asegure el interés para evitar esa falta de asistencia. Y desde luego apoyo al 100% que las “jornadas profesionales” se abran a los interesados, ya que este año son las únicas actividades que me interesaban… y no había manera de ir.
Hoy sacamos en el blog las conclusiones generales mías (que casualidad) por partida doble. En muchas coincidimos (salvo la música, ni oía o presté atención a la música, ni se te entendía a ti apenas cuando llamabas para las actividades). Espero (sé) que las leeréis con interés y que en la medida de lo que podáis, las tendréis en cuenta.
Un abrazo y felicidades por tu buen trabajo.
Gracias Rodrigo. Nada que añadir, salvo que me alegro de que la música no se notara, porque al final se trata de que acompañe, no de que destaque :-). Naturalmente, todo comentario será positivo para mejorar las siguientes ediciones. ¡Salud!
EliminarEnhorabuena, a todo el equipo organizador del BBF, cada año va a mejor!!! y ya sabemos lo que cuesta sacar adelante un evento como éste. Felicidades por vuestro trabajo.
ResponderEliminarSalud y Buena cerveza!!!
Muchas gracias compañeros. Hay mucho trabajo y complicado, pero da una satisfacción tremenda una vez terminado el evento :-). ¡Saludos!
EliminarMuy de acuerdo en líneas generales. En lo personal también me pareció un gran festival en muchos sentidos, como también comparto lo de pagar entrada. Me sorprende lo de la asistencia del 50% en actividades gratuitas... La música, pues tu lo dices, y se me pasó comentarlo en mi post, no se escuchaba prácticamente en algunas zonas al igual que cuando se quería informar de actividades. Y gracias por la parte que me toca :P. Salut, Joan!!
ResponderEliminarP.D. Apuntada queda esa Marsinne ;-).
Ei Pau! La asistencia era de menos del 50% de los que habían reservado entrada. Eso no quita de que entraban otros interesados, ya que las entradas gratuitas "caducaban" al empezar las sesiones y se daba la opción a gente que no tuviera reserva a asistir igualmente. El global de asistencia yo creo que puede estar sobre el 65%, pero debería consultar los números oficiales. Una abraçada, i prova la Leopold! :-)
EliminarYo creo que lo del "meet the brewer" le quita espontaneidad al asunto. En las ferias, puedes charlar con algunos mientras te sirven la cerveza, con otros no tanto (como se dice en el primer comentario, el que no quiere socializar no lo hará nunca), pero hacer de esto un "evento" lo convierte en algo forzado, sin naturalidad, tal vez por eso no tuvo éxito.
ResponderEliminarMe apunto la Leopold, yo creo que no la sirvieron el viernes, no?