Biercab, certificando el avance...
Seis semanas después de escribir, antes de su apertura, acerca del BierCab, y tras más visitas al nuevo templo barcelonès de las que podía esperar durante este periodo, creo que ha llegado el momento de sacar mis primeras conclusiones sobre qué ha representado este nuevo proyecto para la cerveza, para los aficionados y cerveceros locales y, en general, para el panorama gastronómico de la ciudad de Barcelona.
Después de la locura desatada el 19 de septiembre con la inauguración del local, que sólo pude seguir a través de las redes sociales por tener cosas más importantes que hacer (aunque cueste entenderlo las hay, os lo aseguro), el día 20 me pasé al mediodía para conocer BierCab y, ya que estábamos, comer y tomar alguna cervecita. La cara de Manolo y la de Anna evidenciaban cansancio del día anterior, pero más que otra cosa sus rostros desprendían ilusión. Pude charlar tranquilamente con ellos y con un satisfecho Sven, mientras yo gozaba del contenido de mi vaso y de una sabrosísima hamburguesa. Sin embargo, no bajaban la guardia, mirando y remirando el local en busca de fallos, cosas que el día anterior no hubieran funcionado como se esperaba, o pequeños retoques casi imperceptibles. Efectivamente, había detalles a mejorar: pero como ya dije en el otro post, entre otros motivos por esto mismo, quería dejar pasar un tiempo antes de emitir un veredicto sobre mi experiencia.
Desde entonces, mis repetidas excursiones a Muntaner con Consell de Cent han sido todo lo que se puede esperar de un proyecto pensado y madurado por un grupo de profesionales que no ha ahorrado esfuerzos para construir este nuevo gran referente ya no en cerveza, sino en gastronomía para la capital catalana.
Recuerdo que al entrar me impresionó la perfecta mezcla entre calidez y modernidad: la madera colgante del techo, los detalles en acero corten por todo el local, el juego de luces, el ladrillo de las paredes, la cocina descubierta o la genialidad de que los tiradores tuvieran el mango de madera. Gusto en la decoración, y gusto en el trato, con Anna ofreciendo su cara amable, incansable en sus viajes desde la cocina a las mesas; Jose, con su serenidad habitual, demostrando su gran valía profesional estando siempre pendiente del más mínimo detalle; y el inconmensurable Manolo fijo detrás de la barra, capaz de saludar a todo el mundo mientras tira tres cervezas y recuerda, no me preguntes cómo, las cinco siguientes que le han pedido.
¿He dicho cerveza? La oferta líquida de BierCab, como ya se podía anticipar, es realmente escandalosa, con una gran variedad de "nuevas cervezas europeas" en los grifos, escudadas por algunas referencias estadounidenses que saben como nunca antes y, cada vez más, cervezas catalanas y españolas que encuentran un escaparate de lujo para que sus notables credenciales sigan aumentando en cantidad y en calidad. La carta, a la que aún no he hecho mucho caso (no hay prisa), recordaba la de The Drunk Monk durante las primeras semanas, aunque recientemente ha incorporado algunas botellas de vértigo de las que no se ven a menudo, de distintos orígenes, pero predominantemente norteamericanas.
Todo esto, unido a una comida hecha con materia prima de altísima calidad y presentada de forma atractiva y original, ha llegado más allá de lo que, hasta ahora, había llegado el mensaje cervecero que algunos llevan tanto tiempo lanzando. Prueba de ello es la gran repercusión mediática que ha tenido BierCab en tan sólo un mes, apareciendo en periódicos, revistas, medios digitales y televisiones, animando a nuevas personas a acercarse a probar la cerveza y descubrir que tiene más posibilidades que unas patatas bravas y unas aceitunas.
Sin duda, uno de los grandes logros que por ahora se le puede atribuir al proyecto de TheBeerBock es, precisamente, la captación de nuevos aficionados, habiendo seducido a perfiles que, hasta ahora, no habían entrado a probar la cerveza que desde hace ya unos años se viene ofreciendo por estos lares de la península. El buen entendimiento de la realidad del distrito donde se encuentra BierCab y de los gustos predominantes de la gente que sale por Barcelona han sido claves para ello. Es una paradoja absoluta, pero el local que más atractivo puede ser en estos momentos para un freak cervecero es, a su vez, el que atrae a más neófitos y gente que, en algunos casos, nunca sentirá la cerveza como algo propio.
Pero esto no significa que se hayan olvidado de nosotros; ni mucho menos. Si treinta grifos y la carta no fueran suficientes, y si las pantallas de lo que está pinchado sincronizadas con el Twitter no nos dejan satisfechos aún, parece que al menos una vez al mes tendremos algún sarao u otro para ofrecernos goces de otra índole. Este viernes pasado, por ejemplo, se inauguró oficialmente el local, y para ello se montó una fiesta estilo meet the brewer, con grandes personalidades cerveceras del panorama nacional e internacional y una oferta de barril como nunca la había visto. Personalmente, después de quedar prendado de ellos en el Borefts Beer Festival, poder degustar hasta seis referencias distintas de Närke sin moverme de Barcelona me parece descomunal, y más pudiendo hablar con su creador mientras las tomo; sin olvidar momentos como el de probar las superlativas Alvinne Málaga Red o Pur Sang, o de beber la casi-recién-cocida Hop Doom con Juan de Naparbier, en el contexto de una charla de esas en las que se aprende más de lo que se habla.
BierCab es una experiencia alternativa a la de otros locales de la ciudad; la oferta es distinta. Unos valorarán una cosa; otros otra de diferente. El hecho, sin embargo, es que como ya avancé en mi previa impresión se trata de un paso firme hacia el crecimiento de este sector en cuanto a público y en cuanto a profesionalización. ¿Cuántas veces hemos hablado todos sobre el cuidado y la conservación de la cerveza? Éste es sin lugar a dudas uno de los grandes activos que atesora este gran proyecto, que nos hará más exigentes a todos al notar la diferencia en el estado de la cerveza, el servido, el acompañamiento y el servicio como global. El salto de calidad que estamos esperando en algunos flancos tardará menos gracias a ello.
Quedan muchas aventuras por vivir entre las paredes de este nuevo local: reuniones, charlas, encuentros y toda una carta de comida y cervezas por explorar a fondo. No me cabe ninguna duda de que BierCab se puede contar ya, a estas alturas, entre las mejores cervecerías de Europa: por su modernidad, el cuidado enfermizo de los detalles; la fijación, al fin y al cabo, en que la experiencia sea completa y perfecta. Grandes nombres a nivel mundial querrían (y me consta que quieren) disponer de un sistema de grifos moderno y eficiente como el que ha enamorado ya a tantos cerveceros, y que tantas alegrías y nuevos descubrimientos promete a personas que ni siquiera lo sospechan.
Mucho por vivir, y mucho por beber. Certificado el avance, deseo larga vida al BierCab y a todo su equipo. Salut i birra!
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