Retrato Birraire...
Probablemente os hayáis dado cuenta, pero llevo un atraso importante en entradas. Que haya mucha cosa para escribir y que, además, cuente con poco tiempo para hacerlo, a la vez que acumulo nuevas experienciasa contar, está creando un tapón de posts importante. Y sino fijaros de cuando viene esto.
Antes de vacaciones, me apunté a un pequeño concurso organizado en el blog The World of Pedro, del artista y compañero gacetillero Pedro Gómez. Para participar, era tan senzillo como pedir que te hicieran un retrato en el comentario de la entrada, valorándose por encima de las demás peticiones aquellas que fueran lo "más estúpidas, dementes, absurdas" posible. Mi texto fue el siguiente:
A la atención del Señor Gómez.
Estimado Pedro,
Aún a sabiendas de que lo que estoy haciendo puede jugar totalmente en mi contra, voy a pedirte si, por favor, puedes hacerme un retrato. Desconozco exactamente que afán o motivación me empuja a pedírtelo, aunque tengo tendencia a pensar que el riesgo, parte natural de mi idiosincrasia, es algo que mi oscura naturaleza no quiere sortear.
Todos estos años que llevo vivo con una misma forma humanoide, mi rostro juvenil se ha encargado de esconder mi verdadera naturaleza: oscura, pérfida, demónica. Debería temer las consecuencias de pedirte un retrato; si bien, lejos de sentir miedo, siento como los poros de mi piel transpiran placer. Tengo ante mí la oportunidad de destapar al mundo la maleza que llevo dentro, mostrar sin pudor mi alma corrupta a través de la obra de un artista, observando la evolución natural que los vicios acometidos y por acometer deberían imprimir en mi imagen exterior.
Dorian Grey temblaría ante una muestra de vanidad tan elevada: repetir sus mismos errores un siglo después sólo puede ser fruto de la ignorancia o de la más absoluta alevosía. Si bien, soy consciente de lo que pido; y tú, estimado Pedro, también deberías serlo. Si mi cabeza da un giro inesperado y, así como el protagonista de la novela de Wilde, decido acabar con la vida del artista, puedes contar con la seguridad y el confort de que tu final será cruel y digno de formar parte de tu maldita colección de arte.
Gracias por darme esta oportunidad.
Birraire.
Si estás pensando que se me fue la olla de una manera más que notable, estás en lo cierto. Pero realmente, si quería ganar, debía pensar en algo así... Y el hecho es que, no sé si por sentirse amenazado o por absoluto desconcierto, Pedro decidió que yo era uno de los dos ganadores del concurso. Aquí podéis ver mi premio:
¿Qué os parece? Gente muy-muy próxima, alguno de los cuáles me ha visto crecer, asegura que el retrato guarda un parecido muy razonable conmigo. Los ojos siempre los llevo a medio aire, pero cuando me concentro en algo (raras veces, pero vamos) sí parece que los abro bastante.
La excepción real, a parte de los granillos, la conformaría la nuez de Adán: de pequeño, tenía muchas ganas de hacerme mayor para tener una marcada y prominente nuez, que sería motivo de orgullo y de exhibición ante personas del sexo contrario; así como para ligar, ya sabéis. Y bien... aquí sigo esperándola. Que malas son las expectativas. Por suerte, para aquellos pobres mortales que no tuvimos la suerte de poder lucir nuestra hombría con una elegante protuberancia en el cuello, alguien se inventó la labia.
Pues nada, agradecer públicamente a Pedro su retrato, y anunciar que este sombrero, el par de ojazos y las babillas que podéis ver en la imagen presidirán, dentro de poco, la barra lateral de este blog. Cuando tenga los cambios de diseño listos, este oscuro retrato os estará observando por el rabillo del ojo.
Antes de vacaciones, me apunté a un pequeño concurso organizado en el blog The World of Pedro, del artista y compañero gacetillero Pedro Gómez. Para participar, era tan senzillo como pedir que te hicieran un retrato en el comentario de la entrada, valorándose por encima de las demás peticiones aquellas que fueran lo "más estúpidas, dementes, absurdas" posible. Mi texto fue el siguiente:
A la atención del Señor Gómez.
Estimado Pedro,
Aún a sabiendas de que lo que estoy haciendo puede jugar totalmente en mi contra, voy a pedirte si, por favor, puedes hacerme un retrato. Desconozco exactamente que afán o motivación me empuja a pedírtelo, aunque tengo tendencia a pensar que el riesgo, parte natural de mi idiosincrasia, es algo que mi oscura naturaleza no quiere sortear.
Todos estos años que llevo vivo con una misma forma humanoide, mi rostro juvenil se ha encargado de esconder mi verdadera naturaleza: oscura, pérfida, demónica. Debería temer las consecuencias de pedirte un retrato; si bien, lejos de sentir miedo, siento como los poros de mi piel transpiran placer. Tengo ante mí la oportunidad de destapar al mundo la maleza que llevo dentro, mostrar sin pudor mi alma corrupta a través de la obra de un artista, observando la evolución natural que los vicios acometidos y por acometer deberían imprimir en mi imagen exterior.
Dorian Grey temblaría ante una muestra de vanidad tan elevada: repetir sus mismos errores un siglo después sólo puede ser fruto de la ignorancia o de la más absoluta alevosía. Si bien, soy consciente de lo que pido; y tú, estimado Pedro, también deberías serlo. Si mi cabeza da un giro inesperado y, así como el protagonista de la novela de Wilde, decido acabar con la vida del artista, puedes contar con la seguridad y el confort de que tu final será cruel y digno de formar parte de tu maldita colección de arte.
Gracias por darme esta oportunidad.
Birraire.
Si estás pensando que se me fue la olla de una manera más que notable, estás en lo cierto. Pero realmente, si quería ganar, debía pensar en algo así... Y el hecho es que, no sé si por sentirse amenazado o por absoluto desconcierto, Pedro decidió que yo era uno de los dos ganadores del concurso. Aquí podéis ver mi premio:
¿Qué os parece? Gente muy-muy próxima, alguno de los cuáles me ha visto crecer, asegura que el retrato guarda un parecido muy razonable conmigo. Los ojos siempre los llevo a medio aire, pero cuando me concentro en algo (raras veces, pero vamos) sí parece que los abro bastante.
La excepción real, a parte de los granillos, la conformaría la nuez de Adán: de pequeño, tenía muchas ganas de hacerme mayor para tener una marcada y prominente nuez, que sería motivo de orgullo y de exhibición ante personas del sexo contrario; así como para ligar, ya sabéis. Y bien... aquí sigo esperándola. Que malas son las expectativas. Por suerte, para aquellos pobres mortales que no tuvimos la suerte de poder lucir nuestra hombría con una elegante protuberancia en el cuello, alguien se inventó la labia.
Pues nada, agradecer públicamente a Pedro su retrato, y anunciar que este sombrero, el par de ojazos y las babillas que podéis ver en la imagen presidirán, dentro de poco, la barra lateral de este blog. Cuando tenga los cambios de diseño listos, este oscuro retrato os estará observando por el rabillo del ojo.
Muy simpático el retrato. El '101' del gorro a qué viene??.
ResponderEliminarMe será más fácil identificarte la semana que viene cuando nos veamos. Un saludo
Me lo pregunté en su momento... y no llegué a trasladarle mi duda al artista. ¿Número de presidiario? jaja.
EliminarSi me quitas el sombrero, bajas un poco las persianas de los ojos y me pones un traje, creo que este miércoles me reconocerás a la primera :-). Saludos Teddy!