1er Aniversario Zombier en The Drunk Monk...
Sábado de plenitud cervecera. Después de una agradable mañana en una presentación de cervezas (de la que os hablaré en una semana), a la que asistí con Mrs. Birraire, tocó comer y tomar el café, con menos tranquilidad de la habitual: el cosquilleo que tenía en el estómago era leve pero evidente, y es que en pocas horas estaría tomando algunas cervezas presumiblemente espectaculares en el templo cervecero por excelencia que tenemos por estos lares.
Con mi coche-cama a punto, me fui en dirección al Maresme. Había quedado previamente con Pau y Rosana para hacerles entrega de unas cuantas botellas que había ido acumulando, y de las que ellos harán mejor uso que un servidor. La verdad es que me hizo ilusión reencontrarme con ellos; casi tanta como a mi esposa el hecho de librarse de las "maleïdes ampolles" (parafraseándola, en referencia a las botellas).
De nuevo en el coche, pudimos aparcar a una esquina de distancia del The Drunk Monk, una suerte que no tuvo todo el mundo por comentarios que pude escuchar durante la tarde-noche. Al entrar, saludé a Dani y a su socio Santi, que aún no tenía el placer de conocer (ahora ya sí), y con quien pude hablar en varias etapas de la celebración.
Sin más dilación, cogí el programilla que informaba de todas las cervezas que estaban presentes en este primer aniversario del proyecto de un grande como Gabriel Bocanegra: la tienda y distribuidora de birras Zombier. Como bien sabréis la mayoría, a menos que no seáis habitantes de alguno de los satélites de Urano, en esta joyosa festividad estaban invitados cerveceros de gran talla internacional como son De Molen, Struise, Alvinne, Toccalmatto, Loverbeer, Lervig y Haandbryggeriet; presentando todos ellos birras vertiginosas, algunas de ellas suficientemente difíciles de encontrar como para no desaprovechar la oportunidad de pasarse, como en mi caso, al menos uno de los dos días (o viernes o sábado) a felicitar al boquerón favorito de todos los cerveceros.
Primera birra: Unionöl de Haandbryggeriet y Narke. Quería algo suave para empezar, pero como no había nada que cumpliera con esta premisa tuve que empezar a lo bestia. Sin duda, una cerveza sorprendente, con un aroma a miel de romero concentrada e intensa y algo de frutas del bosque, repitiendo sensaciones en boca junto con notas tostadas y asadas, toquecillos de especias y levadura. ¿Rara? Sí; pero más que interesante.
Aprovechando la ocasión que nos brindaba The Drunk Monk con su apetitosa carta, y enderezando un poco el rumbo de cervezas con una referencia más suave, decidimos con Rosana y con Pau de coger una botella de 75cl. para homenajearnos los unos a los otros y disfrutar de un exquisito brebaje que nos aconsejó el mismo Sven: la Fantöme Santé 16. Y santo dios como estaba: vainilla, melosa fruta cítrica, deliciosa levadura belga por todas partes. Podría quedarme corto al afirmar que se trata de la mejor novedad (para mí) belga del año. Aunque más tarde entraría otra cerveza en esta particular (e inexistente, por otro lado) disputa.
Y que ambientazo, lectoras y lectores. Quizás había menos gente de la que esperaba, pero el local empezaba a estar bien lleno; todo el mundo contento, sonriendo. "¿Qué les hará tan felices?" podría pensar una tercera persona, ajena a nuestro sentimiento. La respuesta es clara. (¿no?).
Con todo, Glenn Castelein hizo una presentación-flash de la cerveza colaboración de Alvinne, De Molen, Loverbeer y Haandbryggeriet: la ESB (que no responde a Extra Special Bitter, sino a European Sour Beer). Llevaba esperándola desde que entré en el local; de hecho, fue mi primera elección, frustrada por el hecho de que no se pincharía hasta un poco más entrada la tarde. Finalmente la tenía delante y, después de la angelical Fantôme, me dispuse a darle gasto. El resultado fue una cerveza en que dominaba el carácter de Alvinne, aunque con menos estridencias; muy fácil de beber, sabrosa y compleja, aunque siendo sincero quizás me esperaba algo más.
A continuación, pude conocer a uno de los artífices de la cerveza conmemorativa del primer año de Zombier (Zombreaker); pero en este caso, no desde la vertiente puramente cervecera, sino la ilustrativa: Antonio Bravo, otro malagueño la mar de majo con una habilidad loable con el lápiz. Con él compartimos varias historias y alguna que otra cervecita.
En este punto, el hambre se apoderaba de mi ser; esa sensación de vacío estomacal estaba al acecho. ¿Solución? Pasarse por la barra y comer un buen brätwurst, en este caso con Isaac (Reptilian) y los Napars Josu y Juan. De reojo, podía ir siguiendo más o menos las evoluciones de mi segundo equipo de fútbol en Vallecas.
Siguió la noche en la barra, donde tuve una interesante conversación con Santi (CerveTv) acerca de varias temáticas, entre ellas la lingüística y la ortografía. Muy edificante; casi tanto como el otro cervezón belga de la noche: un must, una referencia fija en mi lista de referencias a probar. La Black Berry Albert, aunque su nombre podría peligrosamente trasladarme al mundo encorbatado que habito durante la semana, no falló y se erigió como la mejor variante de la Black Albert que he tomado hasta el momento. (Os aconsejo leer este buen post de Pau, en referencia a esta maravilla de Struise).
Se respiraba, en aquellos momentos, cierta atmósfera de relajación; ambientillo de charla entre buena birra. Todo eso se fue al carajo. De repente, una serie de encapuchados (o debería especificar "barretinados") se hicieron amos y señores del clima del local, que pasó a ser totalmente festivo, aumentando los decibelios y, porque no, la alegría. Sí señores; habían llegado los Laugar. Eneko, Eder, Txus y Aingeru. Falta Sergio; pensé equivocadamente.
Entre saludos, abrazos y gritos, acabé de nuevo sentado en la "mesa Zombier" junto a Pau y Rosana. Pero al rato me presentaron a un americano con quien había compartido espacio en la celebración del Birrasana en abril, pero ninguna conversación. Fue así como conocí a Erik; un auténtico loco de la cerveza, natural de Florida, que hacía un rato que se estaba sacando unas buenas birracas de la chistera para compartirlas con la gente de aquí. De esta manera, pude probar medio trago de una IPA americana como no había probado ninguna antes, y de una lámbica con uvas hecha por él mismo, que apuntaba muy buenas maneras pero parecía faltarle un pelín de reposo.
Seguí a lo mío con la muy fina Rye IPA de Lervig. Mientras, siguieron los parlamentos, y en un pequeño lapso de tiempo hablaron los dos italianos: Bruno Carilli, de la grandísima Birra Tocalmatto, y mi muy apreciado Valter Loverier de Loverbeer. Fue durante el turno de éste, precisamente, que tuve otra interesante charla; esta vez con Juan de Naparbier, y brevemente con Manolo (Freiburg). También pude estrechar la mano de Nando López (Steve's); mano que por cierto vino acompañada de un maravilloso trago a otra de las joyas de la noche: la Russian Imperial Stout Wild Bretta de Toccalmatto. Impresionante (y atrevida) presentación; bestial complejidad. Me quedé entusiasmado. No es nada barata, pero no dudaré en pedírsela al Tió, este año por Navidad.
En este punto, Juan me presentó a unos compañeros blogueros con quien últimamente hemos disfrutado de lo lindo gracias a la celebración de San Lúpulo: Mireia y Andrés, de Cervecearte. Primero hablé con Mireia; más tarde con Andrés. Me encantó ponerles cara y intercambiar impresiones con ellos. Fue gracioso que, ni el uno ni el otro, no daban crédito de que una persona adulta pudiera vivir encarnada en un cuerpo de apariencia tan joven como el mío. Yo siempre he defendido que el consumo de birra es responsable de que "me cuide tan bien"; y para muestra, otro botón: ver el post de San Lúpulo.
En una última recta de celebración muy bonita, por lo hablado y lo tomado, me encontré de nuevo en la mesa de Zombier junto a los lúpuloadictos, los cerveceartistas, Erik, Juan, Sven y Manolo, entre otros (mi memoria no da para tanto). De lo hablado, ya os he agobiado bastante y pasaré de contarlo; de lo tomado, destacaría una buena rareza canadiense que habían adquirido Pau y Rosana en su reciente viaje por la Bretaña francesa: Charlevoix Dominus Vobiscum Lupulus, que estaba rica, aunque en general no convenció a los exigentes paladares de alrededor de la mesa; y, como no, la bestialidad que trajo Erik de una tienda que, nos contó, está delante de su casa: The Bruery Fruet, una Old Ale que según dijo es su cerveza americana favorita.
Yo me quedé sin hipo y sin palabras ante una cerveza tan majestuosa; tan apartada de cualquier referencia previa. No es nada descabellado si digo que, al menos, estuve 45 minutos oliendo y reoliendo mi vaso. Bourbon, roble, praliné, caramelo, toques suaves de chocolate, berries. Sólo el aroma ya parecía ser de trago largo. Menuda maravilla. Erik, thanks a lot; you're the man.
La fiesta en el Drunk concluyó para mí de manera ideal: Zombreaker en mano; ¿qué mejor que la birra amfitriona? Ya había podido probarla de botella, anteriormente. Se presentó, en barril, igual de sabrosa, recordando mucho la ZZ Amber con su perfil de lúpulo; tal como si fuera una Imperial ZZ. Que gusto de birra. La culpa es de los padres, que las cuecen así.
Cuando, entre despedida y encaje de mano, ya me veía en dirección al coche-cama, mi destino cambió al cruzarme con "el que me faltaba" por ver aquella noche; el Laugar que anteriormente se me había escapado. En gran parte, la culpa de los siguientes párrafos es suya...
Cerró el Drunk (aunque se quedó gente dentro, ¡que yo lo vi!), y una selecta y variada calaña de degenerados birraires decidimos no terminar la fiesta allí. Algunos pensarán: no, Birraire se fue seguro. Pues no; en esta ocasión caí en la tentación de la mano de Sergio y de Isaac, que había sacado unas Heretic cojonudas (que ante la falta de vaso, ¡horror!, bebimos a morro con permiso réptil) para brindar por nosotros y proseguir con nuestras vidas en un buen local rockero de un polígono mataronenc cercano.
Y de esta manera fue como entramos en la Sala Clap; en mi caso, ya en modo abstemio (aunque más de uno se sintiera contrariado por ello). Hacía, no exagero, al menos 3 años que no me personaba en una discoteca, y recuerdo una noche horrible, con gente, música y bebida indiferente, cuanto menos; notablemente molesta cuanto más. Pero esta noche no fue el caso para nada.
En el Clap pude rebajar mi tasa de alcohol, pero especialmente pude pasar un rato genial con toda la buena gente que habíamos llegado hasta aquel sitio a aquellas horas. Recuerdo los Stones, Queen; y hasta haber cantado enérgicamente "Don't look back in anger", a dúo con Sergio: no nos dijimos nada al respecto, pero me imagino que a los dos nos trae recuerdos de tiempos pasados. Todo ello derivó en una breve conversación sobre gustos musicales, en la que descubrimos que tenemos otras devociones compartidas, a parte de la birra.
Y cuantas cosas que no habré contado. No cabe duda de que fue una tarde-noche-madrugada de escándalo, llena de buenas vivencias y sensaciones. No me queda más que desear a Gabriel y a Zombier que cumplan muchos más: por buena gente, por buen trabajo y por la capacidad de movilizar a todo el personal que se congregó en casa de Sven Bosch a fin de rendir un buen homenaje a la cerveza y a todo lo que se deriva de ella. Felicidades a todos.
Con mi coche-cama a punto, me fui en dirección al Maresme. Había quedado previamente con Pau y Rosana para hacerles entrega de unas cuantas botellas que había ido acumulando, y de las que ellos harán mejor uso que un servidor. La verdad es que me hizo ilusión reencontrarme con ellos; casi tanta como a mi esposa el hecho de librarse de las "maleïdes ampolles" (parafraseándola, en referencia a las botellas).
De nuevo en el coche, pudimos aparcar a una esquina de distancia del The Drunk Monk, una suerte que no tuvo todo el mundo por comentarios que pude escuchar durante la tarde-noche. Al entrar, saludé a Dani y a su socio Santi, que aún no tenía el placer de conocer (ahora ya sí), y con quien pude hablar en varias etapas de la celebración.
Sin más dilación, cogí el programilla que informaba de todas las cervezas que estaban presentes en este primer aniversario del proyecto de un grande como Gabriel Bocanegra: la tienda y distribuidora de birras Zombier. Como bien sabréis la mayoría, a menos que no seáis habitantes de alguno de los satélites de Urano, en esta joyosa festividad estaban invitados cerveceros de gran talla internacional como son De Molen, Struise, Alvinne, Toccalmatto, Loverbeer, Lervig y Haandbryggeriet; presentando todos ellos birras vertiginosas, algunas de ellas suficientemente difíciles de encontrar como para no desaprovechar la oportunidad de pasarse, como en mi caso, al menos uno de los dos días (o viernes o sábado) a felicitar al boquerón favorito de todos los cerveceros.
Primera birra: Unionöl de Haandbryggeriet y Narke. Quería algo suave para empezar, pero como no había nada que cumpliera con esta premisa tuve que empezar a lo bestia. Sin duda, una cerveza sorprendente, con un aroma a miel de romero concentrada e intensa y algo de frutas del bosque, repitiendo sensaciones en boca junto con notas tostadas y asadas, toquecillos de especias y levadura. ¿Rara? Sí; pero más que interesante.
Aprovechando la ocasión que nos brindaba The Drunk Monk con su apetitosa carta, y enderezando un poco el rumbo de cervezas con una referencia más suave, decidimos con Rosana y con Pau de coger una botella de 75cl. para homenajearnos los unos a los otros y disfrutar de un exquisito brebaje que nos aconsejó el mismo Sven: la Fantöme Santé 16. Y santo dios como estaba: vainilla, melosa fruta cítrica, deliciosa levadura belga por todas partes. Podría quedarme corto al afirmar que se trata de la mejor novedad (para mí) belga del año. Aunque más tarde entraría otra cerveza en esta particular (e inexistente, por otro lado) disputa.
Y que ambientazo, lectoras y lectores. Quizás había menos gente de la que esperaba, pero el local empezaba a estar bien lleno; todo el mundo contento, sonriendo. "¿Qué les hará tan felices?" podría pensar una tercera persona, ajena a nuestro sentimiento. La respuesta es clara. (¿no?).
Con todo, Glenn Castelein hizo una presentación-flash de la cerveza colaboración de Alvinne, De Molen, Loverbeer y Haandbryggeriet: la ESB (que no responde a Extra Special Bitter, sino a European Sour Beer). Llevaba esperándola desde que entré en el local; de hecho, fue mi primera elección, frustrada por el hecho de que no se pincharía hasta un poco más entrada la tarde. Finalmente la tenía delante y, después de la angelical Fantôme, me dispuse a darle gasto. El resultado fue una cerveza en que dominaba el carácter de Alvinne, aunque con menos estridencias; muy fácil de beber, sabrosa y compleja, aunque siendo sincero quizás me esperaba algo más.
A continuación, pude conocer a uno de los artífices de la cerveza conmemorativa del primer año de Zombier (Zombreaker); pero en este caso, no desde la vertiente puramente cervecera, sino la ilustrativa: Antonio Bravo, otro malagueño la mar de majo con una habilidad loable con el lápiz. Con él compartimos varias historias y alguna que otra cervecita.
En este punto, el hambre se apoderaba de mi ser; esa sensación de vacío estomacal estaba al acecho. ¿Solución? Pasarse por la barra y comer un buen brätwurst, en este caso con Isaac (Reptilian) y los Napars Josu y Juan. De reojo, podía ir siguiendo más o menos las evoluciones de mi segundo equipo de fútbol en Vallecas.
Siguió la noche en la barra, donde tuve una interesante conversación con Santi (CerveTv) acerca de varias temáticas, entre ellas la lingüística y la ortografía. Muy edificante; casi tanto como el otro cervezón belga de la noche: un must, una referencia fija en mi lista de referencias a probar. La Black Berry Albert, aunque su nombre podría peligrosamente trasladarme al mundo encorbatado que habito durante la semana, no falló y se erigió como la mejor variante de la Black Albert que he tomado hasta el momento. (Os aconsejo leer este buen post de Pau, en referencia a esta maravilla de Struise).
Se respiraba, en aquellos momentos, cierta atmósfera de relajación; ambientillo de charla entre buena birra. Todo eso se fue al carajo. De repente, una serie de encapuchados (o debería especificar "barretinados") se hicieron amos y señores del clima del local, que pasó a ser totalmente festivo, aumentando los decibelios y, porque no, la alegría. Sí señores; habían llegado los Laugar. Eneko, Eder, Txus y Aingeru. Falta Sergio; pensé equivocadamente.
Entre saludos, abrazos y gritos, acabé de nuevo sentado en la "mesa Zombier" junto a Pau y Rosana. Pero al rato me presentaron a un americano con quien había compartido espacio en la celebración del Birrasana en abril, pero ninguna conversación. Fue así como conocí a Erik; un auténtico loco de la cerveza, natural de Florida, que hacía un rato que se estaba sacando unas buenas birracas de la chistera para compartirlas con la gente de aquí. De esta manera, pude probar medio trago de una IPA americana como no había probado ninguna antes, y de una lámbica con uvas hecha por él mismo, que apuntaba muy buenas maneras pero parecía faltarle un pelín de reposo.
Seguí a lo mío con la muy fina Rye IPA de Lervig. Mientras, siguieron los parlamentos, y en un pequeño lapso de tiempo hablaron los dos italianos: Bruno Carilli, de la grandísima Birra Tocalmatto, y mi muy apreciado Valter Loverier de Loverbeer. Fue durante el turno de éste, precisamente, que tuve otra interesante charla; esta vez con Juan de Naparbier, y brevemente con Manolo (Freiburg). También pude estrechar la mano de Nando López (Steve's); mano que por cierto vino acompañada de un maravilloso trago a otra de las joyas de la noche: la Russian Imperial Stout Wild Bretta de Toccalmatto. Impresionante (y atrevida) presentación; bestial complejidad. Me quedé entusiasmado. No es nada barata, pero no dudaré en pedírsela al Tió, este año por Navidad.
En este punto, Juan me presentó a unos compañeros blogueros con quien últimamente hemos disfrutado de lo lindo gracias a la celebración de San Lúpulo: Mireia y Andrés, de Cervecearte. Primero hablé con Mireia; más tarde con Andrés. Me encantó ponerles cara y intercambiar impresiones con ellos. Fue gracioso que, ni el uno ni el otro, no daban crédito de que una persona adulta pudiera vivir encarnada en un cuerpo de apariencia tan joven como el mío. Yo siempre he defendido que el consumo de birra es responsable de que "me cuide tan bien"; y para muestra, otro botón: ver el post de San Lúpulo.
En una última recta de celebración muy bonita, por lo hablado y lo tomado, me encontré de nuevo en la mesa de Zombier junto a los lúpuloadictos, los cerveceartistas, Erik, Juan, Sven y Manolo, entre otros (mi memoria no da para tanto). De lo hablado, ya os he agobiado bastante y pasaré de contarlo; de lo tomado, destacaría una buena rareza canadiense que habían adquirido Pau y Rosana en su reciente viaje por la Bretaña francesa: Charlevoix Dominus Vobiscum Lupulus, que estaba rica, aunque en general no convenció a los exigentes paladares de alrededor de la mesa; y, como no, la bestialidad que trajo Erik de una tienda que, nos contó, está delante de su casa: The Bruery Fruet, una Old Ale que según dijo es su cerveza americana favorita.
Yo me quedé sin hipo y sin palabras ante una cerveza tan majestuosa; tan apartada de cualquier referencia previa. No es nada descabellado si digo que, al menos, estuve 45 minutos oliendo y reoliendo mi vaso. Bourbon, roble, praliné, caramelo, toques suaves de chocolate, berries. Sólo el aroma ya parecía ser de trago largo. Menuda maravilla. Erik, thanks a lot; you're the man.
La fiesta en el Drunk concluyó para mí de manera ideal: Zombreaker en mano; ¿qué mejor que la birra amfitriona? Ya había podido probarla de botella, anteriormente. Se presentó, en barril, igual de sabrosa, recordando mucho la ZZ Amber con su perfil de lúpulo; tal como si fuera una Imperial ZZ. Que gusto de birra. La culpa es de los padres, que las cuecen así.
Cuando, entre despedida y encaje de mano, ya me veía en dirección al coche-cama, mi destino cambió al cruzarme con "el que me faltaba" por ver aquella noche; el Laugar que anteriormente se me había escapado. En gran parte, la culpa de los siguientes párrafos es suya...
Cerró el Drunk (aunque se quedó gente dentro, ¡que yo lo vi!), y una selecta y variada calaña de degenerados birraires decidimos no terminar la fiesta allí. Algunos pensarán: no, Birraire se fue seguro. Pues no; en esta ocasión caí en la tentación de la mano de Sergio y de Isaac, que había sacado unas Heretic cojonudas (que ante la falta de vaso, ¡horror!, bebimos a morro con permiso réptil) para brindar por nosotros y proseguir con nuestras vidas en un buen local rockero de un polígono mataronenc cercano.
Y de esta manera fue como entramos en la Sala Clap; en mi caso, ya en modo abstemio (aunque más de uno se sintiera contrariado por ello). Hacía, no exagero, al menos 3 años que no me personaba en una discoteca, y recuerdo una noche horrible, con gente, música y bebida indiferente, cuanto menos; notablemente molesta cuanto más. Pero esta noche no fue el caso para nada.
En el Clap pude rebajar mi tasa de alcohol, pero especialmente pude pasar un rato genial con toda la buena gente que habíamos llegado hasta aquel sitio a aquellas horas. Recuerdo los Stones, Queen; y hasta haber cantado enérgicamente "Don't look back in anger", a dúo con Sergio: no nos dijimos nada al respecto, pero me imagino que a los dos nos trae recuerdos de tiempos pasados. Todo ello derivó en una breve conversación sobre gustos musicales, en la que descubrimos que tenemos otras devociones compartidas, a parte de la birra.
Y cuantas cosas que no habré contado. No cabe duda de que fue una tarde-noche-madrugada de escándalo, llena de buenas vivencias y sensaciones. No me queda más que desear a Gabriel y a Zombier que cumplan muchos más: por buena gente, por buen trabajo y por la capacidad de movilizar a todo el personal que se congregó en casa de Sven Bosch a fin de rendir un buen homenaje a la cerveza y a todo lo que se deriva de ella. Felicidades a todos.
Saliste por la noche!!! Vaya... se desmadró Mr Birraire, ja ja ja... Grande!! Quina enveja!!! Poder estirar tanto la velada... yo cada vez que lo pienso... me tiro de los pelos pero almenos pude estar allí... y disfrutar de algunas de las locuras de Erik. Qué se repita pronto alguna similar!!!!
ResponderEliminarSí sí, ¡desmadre padre! El momento me superó y tuve que seguir con la fiesta :-P.
EliminarNo quiero ni imaginarme la segunda edición... A ver si en esta podemos estar los dos cada uno de los días de celebración :-). Salut Txema!
Envidia de la mala! jajaja, me he quedado con los dientes largos, en primer lugar por la Fantôme, son mi debilidad, pero desde luego la Black Berry Albert o la Russian Imperial Stout Wild Bretta de Toccalmatto, no se quedan atrás, vaya birrotes! La Rye IPA de Lervig si que he tenido la suerte de probarla y me encantó... De todas formas, creo que lo que más envidia me da es el ambientillo, tanto hop-head junto sólo puede ser bueno... Un saludo y a ver si nos vemos en otra pronto!
ResponderEliminarLo mejor, como bien dices, el ambientillo :-). Eso sí, con permiso de la Fantôme (tienes que conseguir la Santé 16 como sea, macho) y demás birracas que he destacado. Si algún día te animas a pasar por Mataró, hacemos un tëte-à-tëte a base de Saisons y Lambics. ¡Salud Raúl!
Eliminarjajaja, pongo a Michael Jackson por testigo que voy a remover Roma con Santiago hasta encontrar esa Fantôme! creo que ese mano a mano con Pau ya va a pasar al acerbo popular cerveceril! así que tendré que estar a la altura e irme para Mataró en una de estas, que otra cosa no, pero Saisons y Lambics...jajaja. Un saludo!
EliminarCuando te apetezca, si me lo dices con tiempo, montamos una de bestia :-)
EliminarEnorme, Joan! Estupenda reseña! Encantado de compartir birrotes (esa Fantôme fue algo increíble, y las yankies del gran Erik... sin palabras!), pero más aún mesa, charlas y buena compañía. En cuanto al partido, no fuiste el único... ese "goooool" a media voz se nos escapó a varios de la mesa, jaja! ;). A ver si repetimos pronto, muy pronto amic! Gràcies per tot (caixa inclosa...). Una forta abraçada!
ResponderEliminarMerci Pau! Encantado también de compartir mesa y birras. Y la caixa ya lo sabes, voy a seguir guardando cosillas para traerte otra ;-). Salut!
Eliminar%GV&&2&BGy2 272 7bb!!7 1 717 7vyuyvsuy!!!!!
ResponderEliminar¡HOSTIAS OTRA VEZ! GRRRRRRRRRRRR ;)
¡Del enfado te han salido hasta minúsculas! Jajaja.
ResponderEliminarOtra vez te vienes y auto-destruimos nuestras almas de manera conjunta :-)
¡HECHO TRON!
EliminarAcabo de leer también el post correspondiente en el blog de Lupuloadicto, y entre su crónica y la tuya, al final me han entrado unas ganas de locas por empaparme unas cervezas, y eso que son horas tempranas aún. Esta tarde-noche habrá que poner remedio a eso. En cuanto a las cervezas que apuntas, varias apuntan para resultar tremeeeeeeendas birras. Mención especial a esa Fantome Santé. Me ocurre como a Aniceto, las Fantome son mi debilidad. Aunque del resto que comentas hay varias que ponen los dientes largos como esa Black Berry Albert, o las maravillas made in USA que os trajo el chico de Florida, como ese cervezón que apunta ser la The Bruery Fruet. En definitiva que os disteis un buen festín compartiendo cervezas y buen ambiente con auténticos hop-heads. Felicidades a Gabriel y a Sven por organizar un acontecimiento de esas características. Todo un éxito que habrá que repetir, y a ver si en la próxima podemos estar. Salu2!
ResponderEliminarAlgún momento hubieron cánticos del estilo: "No estamos todos, ¡falta JAB!" jajaja.
EliminarHombre, la otra sería montar una QCBC en Mataró. Requiere de mucha infraestructura, pero sería la bomba :-).
Y sí, las birras fueron épicas. Alguna que otra la vi ayer en Animal... En Madrid, por suerte, nos empieza a llegar cosa fina vía Tibor.
¡Salud JAB!