Swansea Bay Beer Festival - Experiencia e Impresiones...
La parte cervecera de mi verano (aunque la no cervecera no se quedó corta en cerveza) empezaba el día 22 de agosto con una escapada gastro-cervecera a Swansea para ver a unos buenos amigos galeses y asistir a uno de los festivales CAMRA más celebrados de todo el Reino Unido: el Swansea Bay Beer Festival; tres tardes-noches de buen rollo, risas y grandísima cerveza, sidra y perry.
Me habían hablado mucho del festival; también había leído mucho acerca de él. Durante algo más de un año, estaba deseoso de que llegara el momento de asistir a este gran evento; y, por suerte, cumplió fantásticamente con toda la ilusión y expectativas generadas de antemano: no sólo tomé cervezas superlativas, sino que además pude disfrutar plenamente junto a Mrs. Birraire de la compañía de grandes amigos, y de la gente galesa en general.
Así pues, el día 23 nos plantamos puntuales en la Brangwyn Hall, una sala polivalente situada al lado del centro de la ciudad del cisne blanco, pensada especialmente para conciertos, pero que desde hace unos años acoge también el evento cervecero más importante del País de Gales, con una gran afluencia de público gracias a la buena representación de cervezas galesas e inglesas (además de una escocesa en 2012) presentes en cada edición.
El ambiente CAMRA se respiraba por todos lados, con cartelitos, revistas gratuitas, flyers de campañas, merchandising variado y un montón de orgullosos miembros que enseñaban su carné al entrar. Esta vez, nadie dudó de mi mayoría de edad (un logro, 11 años después de alcanzarla) y pude desfilar tranquilamente hacia el interior, cual hooker al lado de los dos pilares que me acompañaban*. Mrs. Birraire llegó unos minutos más tarde con las respectivas parejas de Darren y de Karl (sí, los pilares), asegurando de esta forma mis (de-otra-manera-remotas) opciones de volver a casa.
Después de pagar mi entrada (5 GBP), cogí con ansia mi preciosa jarra de media-pinta-generosa y la guía de cervezas. A continuación, fui a comprar mis primeros tokens (fichas) para poder adquirir cervecitas. Aunque ya me lo habían comentado anteriormente, fue bastante curioso que éstos fueran de papel. A ellos les parece tan normal y lógico, pero no creo que sea una idea exportable para nuestras ferias y festivales, por razones de fácil reproducibilidad. No menos sorprendente, sin embargo, fue el precio: cada token equivalía a 10 centavos, y el precio medio de llenado de la jarra era de 14 tokens. Un regalo; un peligro.
¿Y en qué iba a gastar yo mis papelitos? Para que os hagáis una idea, ésta es la lista de cerveceros con, al menos, un barril de cerveza (o sidra, o perry) en el festival:
Antes de empezar, desconocía la amplia mayoría de las cerveceras presentes. Pasados el jueves, el viernes y el sábado, pude mirar la lista sin la sensación de encontrarme en una galaxia muy, muy lejana; conociendo al menos una referencia de casi todas las cerveceras.
Aunque no era nada destacable en el si de un festival de cerveza británico, personalmente me llamó la atención la clasificación de estilos que venía en la guía, que diferenciaba entre Golden Ale (incluyendo semi-APAs e IPAs), Bitter, Strong Bitter, Stout/Porter, Mild, Barley Wine y Speciality Beer (siendo esta última categoría un auténtico cajón de sastre). Creo que no hace falta ni comentar que todo estaba en cask, sin excepción.
Las Goldens y las Bitters copaban más de la mitad de referencias, con una presencia notable de Milds (para mi disfrute), pocas Stouts/Porters, tres Barley Wines, y algunas especialidades contadas (desde lagers a cervezas altamente lupuladas, a la americana que por lo que fuera no habían entrado en la categoría Golden). Aunque esta parte la contaré detalladamente en el siguiente post, las rarezas e interpretaciones de estilos foráneos no estuvieron entre mis cervezas elegidas. Habría sido estúpido pedirme según qué cervezas y no probar, por ejemplo, todas las Mild posibles; ¡que aquí no tenemos!
A partir de entonces, empezó mi festival particular; aunque no sin antes sentarme a reflexionar un buen rato sobre cómo proceder ante una oferta cervecera tan desconocida para mí, con la perpleja mirada de Darren y Karl, que no daban crédito a mi inoperancia mientras remataban su segunda cerveza.
Sin más dilación, me sumergí en un mundo de cerveza limpia y clara, con notas florales en nariz, con retrogusto a frutos secos y cremosas coronas de espuma. Tomé, o mejor dicho degusté, todo lo que el cuerpo y la cabeza me dejaron, con permiso también de la disponibilidad de mis cervezas objetivo.
Entre jarra y jarra, token y token, pude echar unas buenas risas con todo el grupo que habíamos ocupado una de las pocas mesas disponibles en la Brangwyn Hall. También pude interactuar con algunos locales, forzando mis sentidos para entender aquellos acentos galeses más cerrados y/o etílicos. Asimismo, detrás de la barra encontré un personal muy abierto y dispuesto a hablar de cerveza: todos ellos voluntarios de la CAMRA, de conocimientos cerveceros más que notables e inclinaciones, en general, muy clásicas en todo lo que se refiere a cerveza.
Cada día nos acompañó un buen hilo musical; algo imprescindible en ambientes británicos. Muchos grupos noveles desfilaron también por el escenario, obsequiando a los asistentes con covers más que dignos de grupos como The Beatles, Creedence Clearwater Revival, The Kinks, Rolling Stones, Manic Street Preachers y tantos otros que ocupan posiciones privilegiadas en mis listas de reproducción personales.
Comparativamente, me gustaría destacar que los galeses acuden a este tipo de festivales con un chip muy distinto al que acudimos muchos de los cerveceros de aquí. Soy consciente de que hay de todo en la viña del señor, pero mientras localmente estamos, a veces, obsesionados con probar cada cerveza a toda costa (me incluyo totalmente en esta categoría), allí la gente se lo toma más tranquilamente.
Para ellos, no deja de ser un día al que acuden a un recinto de notables dimensiones en lugar de su pub, a cambio de poder probar cervezas de cada rincón del país. Pero no deja de ser un plan similar al de cada semana. Aquí quizás nos hayamos tomado lo del beer-hunting demasiado a pecho: nuestra cultura cervecera es muy joven, y casi ha llegado de la mano con las redes sociales y los smartphones. Portales de ratings a cervezas o aplicaciones como Untappd creo que fomentan esta ansia desmedida de probarlo todo (y aunque no los uses, como es mi caso, se pega).
Hace tiempo que estoy reflexionando sobre estos temas, pero después del SBBF he aprendido que es mejor relajarse con los amigos y probar menos novedades, para tomar mejor cerveza. Sin ansia de degustar lo último, uno es más selectivo; y es que, sin prisas, la cerveza sabe mejor. Se trata de abandonar parte del friquismo (y snobismo) para, simplemente, beber cerveza de forma desenfadada. La cerveza, al final, lo que debe hacer es despreocuparnos; que para dolores de cabeza ya tenemos las otras facetas de la vida.
Personalmente, ya había empezado a reformarme en esta dirección; espero vivir a partir de ahora las ferias con una mayor naturalidad; como también espero que, localmente, alcancemos esta madurez cervecera colectiva. (Y si alguien cree que no entra, para nada, dentro de lo que estoy describiendo, es porque no le estaba incluyendo dentro del pack).
En resumen, mi impresión global fue excelente: ambiente y calidad de la cerveza siendo lo más destacado; justo lo que uno busca en eventos de esta índole. Finalizado el festival y la escapada, volví a casa un poco más enamorado que la vez anterior de este pequeño país británico: de su cultura, de su gente y de su tierra.
El año que viene el SBBF se celebra en abril debido al cierre por reformas de la Brangwyn Hall; lo cual me impedirá asistir. En 2014, si a alguien se le ocurre ir, nos vemos allí.
Miscelania de impresiones:
(en realidad son las notas previas que tomo antes de redactar un post, que no sabía donde encajar, pero vamos...).
Después de mi primera feria CAMRA, veo que hacemos muchas cosas bien; algunas incluso mejor que ellos. Pero aunque la cultura en general, y la cervecera específicamente, distan mucho de la que tenemos por aquí, nos quedan por aprender aún varias cosas. Nos toca seguir la senda de crecimiento actual, con humildad y con ganas de aprender y pasarlo bien.
Lloniannau!
* Si no has entendido esto, no podrías entrar en según que pubs de Gales (puedes consultar el artículo sobre Rugby de la Wikipedia, si estás tan deseperado como para querer entender mis símiles baratos). Yo sé que Raúl y Txema lo han pillado.
Me habían hablado mucho del festival; también había leído mucho acerca de él. Durante algo más de un año, estaba deseoso de que llegara el momento de asistir a este gran evento; y, por suerte, cumplió fantásticamente con toda la ilusión y expectativas generadas de antemano: no sólo tomé cervezas superlativas, sino que además pude disfrutar plenamente junto a Mrs. Birraire de la compañía de grandes amigos, y de la gente galesa en general.
Así pues, el día 23 nos plantamos puntuales en la Brangwyn Hall, una sala polivalente situada al lado del centro de la ciudad del cisne blanco, pensada especialmente para conciertos, pero que desde hace unos años acoge también el evento cervecero más importante del País de Gales, con una gran afluencia de público gracias a la buena representación de cervezas galesas e inglesas (además de una escocesa en 2012) presentes en cada edición.
El ambiente CAMRA se respiraba por todos lados, con cartelitos, revistas gratuitas, flyers de campañas, merchandising variado y un montón de orgullosos miembros que enseñaban su carné al entrar. Esta vez, nadie dudó de mi mayoría de edad (un logro, 11 años después de alcanzarla) y pude desfilar tranquilamente hacia el interior, cual hooker al lado de los dos pilares que me acompañaban*. Mrs. Birraire llegó unos minutos más tarde con las respectivas parejas de Darren y de Karl (sí, los pilares), asegurando de esta forma mis (de-otra-manera-remotas) opciones de volver a casa.
Después de pagar mi entrada (5 GBP), cogí con ansia mi preciosa jarra de media-pinta-generosa y la guía de cervezas. A continuación, fui a comprar mis primeros tokens (fichas) para poder adquirir cervecitas. Aunque ya me lo habían comentado anteriormente, fue bastante curioso que éstos fueran de papel. A ellos les parece tan normal y lógico, pero no creo que sea una idea exportable para nuestras ferias y festivales, por razones de fácil reproducibilidad. No menos sorprendente, sin embargo, fue el precio: cada token equivalía a 10 centavos, y el precio medio de llenado de la jarra era de 14 tokens. Un regalo; un peligro.
¿Y en qué iba a gastar yo mis papelitos? Para que os hagáis una idea, ésta es la lista de cerveceros con, al menos, un barril de cerveza (o sidra, o perry) en el festival:
Antes de empezar, desconocía la amplia mayoría de las cerveceras presentes. Pasados el jueves, el viernes y el sábado, pude mirar la lista sin la sensación de encontrarme en una galaxia muy, muy lejana; conociendo al menos una referencia de casi todas las cerveceras.
Aunque no era nada destacable en el si de un festival de cerveza británico, personalmente me llamó la atención la clasificación de estilos que venía en la guía, que diferenciaba entre Golden Ale (incluyendo semi-APAs e IPAs), Bitter, Strong Bitter, Stout/Porter, Mild, Barley Wine y Speciality Beer (siendo esta última categoría un auténtico cajón de sastre). Creo que no hace falta ni comentar que todo estaba en cask, sin excepción.
Las Goldens y las Bitters copaban más de la mitad de referencias, con una presencia notable de Milds (para mi disfrute), pocas Stouts/Porters, tres Barley Wines, y algunas especialidades contadas (desde lagers a cervezas altamente lupuladas, a la americana que por lo que fuera no habían entrado en la categoría Golden). Aunque esta parte la contaré detalladamente en el siguiente post, las rarezas e interpretaciones de estilos foráneos no estuvieron entre mis cervezas elegidas. Habría sido estúpido pedirme según qué cervezas y no probar, por ejemplo, todas las Mild posibles; ¡que aquí no tenemos!
A partir de entonces, empezó mi festival particular; aunque no sin antes sentarme a reflexionar un buen rato sobre cómo proceder ante una oferta cervecera tan desconocida para mí, con la perpleja mirada de Darren y Karl, que no daban crédito a mi inoperancia mientras remataban su segunda cerveza.
Sin más dilación, me sumergí en un mundo de cerveza limpia y clara, con notas florales en nariz, con retrogusto a frutos secos y cremosas coronas de espuma. Tomé, o mejor dicho degusté, todo lo que el cuerpo y la cabeza me dejaron, con permiso también de la disponibilidad de mis cervezas objetivo.
Entre jarra y jarra, token y token, pude echar unas buenas risas con todo el grupo que habíamos ocupado una de las pocas mesas disponibles en la Brangwyn Hall. También pude interactuar con algunos locales, forzando mis sentidos para entender aquellos acentos galeses más cerrados y/o etílicos. Asimismo, detrás de la barra encontré un personal muy abierto y dispuesto a hablar de cerveza: todos ellos voluntarios de la CAMRA, de conocimientos cerveceros más que notables e inclinaciones, en general, muy clásicas en todo lo que se refiere a cerveza.
Encuadrar bien la foto no era tarea fácil... |
Cada día nos acompañó un buen hilo musical; algo imprescindible en ambientes británicos. Muchos grupos noveles desfilaron también por el escenario, obsequiando a los asistentes con covers más que dignos de grupos como The Beatles, Creedence Clearwater Revival, The Kinks, Rolling Stones, Manic Street Preachers y tantos otros que ocupan posiciones privilegiadas en mis listas de reproducción personales.
Comparativamente, me gustaría destacar que los galeses acuden a este tipo de festivales con un chip muy distinto al que acudimos muchos de los cerveceros de aquí. Soy consciente de que hay de todo en la viña del señor, pero mientras localmente estamos, a veces, obsesionados con probar cada cerveza a toda costa (me incluyo totalmente en esta categoría), allí la gente se lo toma más tranquilamente.
Para ellos, no deja de ser un día al que acuden a un recinto de notables dimensiones en lugar de su pub, a cambio de poder probar cervezas de cada rincón del país. Pero no deja de ser un plan similar al de cada semana. Aquí quizás nos hayamos tomado lo del beer-hunting demasiado a pecho: nuestra cultura cervecera es muy joven, y casi ha llegado de la mano con las redes sociales y los smartphones. Portales de ratings a cervezas o aplicaciones como Untappd creo que fomentan esta ansia desmedida de probarlo todo (y aunque no los uses, como es mi caso, se pega).
Hace tiempo que estoy reflexionando sobre estos temas, pero después del SBBF he aprendido que es mejor relajarse con los amigos y probar menos novedades, para tomar mejor cerveza. Sin ansia de degustar lo último, uno es más selectivo; y es que, sin prisas, la cerveza sabe mejor. Se trata de abandonar parte del friquismo (y snobismo) para, simplemente, beber cerveza de forma desenfadada. La cerveza, al final, lo que debe hacer es despreocuparnos; que para dolores de cabeza ya tenemos las otras facetas de la vida.
Personalmente, ya había empezado a reformarme en esta dirección; espero vivir a partir de ahora las ferias con una mayor naturalidad; como también espero que, localmente, alcancemos esta madurez cervecera colectiva. (Y si alguien cree que no entra, para nada, dentro de lo que estoy describiendo, es porque no le estaba incluyendo dentro del pack).
Los tokens |
En resumen, mi impresión global fue excelente: ambiente y calidad de la cerveza siendo lo más destacado; justo lo que uno busca en eventos de esta índole. Finalizado el festival y la escapada, volví a casa un poco más enamorado que la vez anterior de este pequeño país británico: de su cultura, de su gente y de su tierra.
El año que viene el SBBF se celebra en abril debido al cierre por reformas de la Brangwyn Hall; lo cual me impedirá asistir. En 2014, si a alguien se le ocurre ir, nos vemos allí.
Miscelania de impresiones:
(en realidad son las notas previas que tomo antes de redactar un post, que no sabía donde encajar, pero vamos...).
- Un porcentaje muy elevado de asistentes al SBBF iba a pillarla gorda, sin más. Eso hace que desde bien temprano haya gente peleada con el equilibrio y la gravedad.
- Sí, no nos engañemos: seguimos a años luz de sus cervezas.
- Si el inglés con acento galés no es fácil, a partir de cierto número de pintas parece otra lengua.
- Reconozco que me cayó la lagrimita con la preciosidad de jarras del evento.
- La comida en Gales es deliciosa. En el SBBF hay mucho margen de mejora.
- Hay gente que sólo va a beber sidra. Pero espera: ¡hay asistentes que sólo toman perry!
- Utilizar un recinto como la Brangwyn Hall permite que no haya problemas de tomas de agua ni aseos.
- Por lo general, los sidreros tenían un punto de sofisticación mayor que los birreros.
- Los precios de la cerveza y la cultura bebedora local (de allí) contribuyen decisivamente a que se colapsen los lavabos. No había visto nada igual en mi vida.
- Me encanta ver que mi vaso no está lleno de líquido entre poco translúcido y opaco, birra tras birra. Sí, es una crítica a nuestro panorama (pero constructiva).
- El galés es una lengua apasionante. Su fonética... todo un reto. En todo caso, no se aconseja su uso bajo los efectos del alcohol: luego el reto se convierte en utopía.
- Si había beer snobs, se camuflaron bien.
- Fue curioso asistir a un festival cervecero en el que no hubiera, en palabras de los locales, american nonsense (sinsentido americano; en referencia a cervezas ultralupuladas).
- Curiosidad: los vasos de los festivales locales (de aquí, nuestros) y los del SBBF son, en principio, de media pinta. No voy a apuntar nada más al respecto... sólo quiero que echéis un vistazo a la siguiente foto.
Como última reflexión, y esta vez a favor nuestro, diré que el hecho de que hemos podido pensar, casi sin prejuicios, cómo debe ser un festival o feria cervecera, en un panorama tan novel como el nuestro, ha significado que no toleremos vicios por ser "normales", siendo entre todos los aficionados muy quisquillosos para pedir-pedir-y-pedir todo aquello que nos falta en cada evento, haciendo de nuestros festivales y ferias acontecimientos más abiertos a las ideas individuales y colectivas. En Gales se quejan poco. Aunque algunas de las cosas que nos pasan aquí, allí podrían suponer un terremoto: como precios desorbitados en algunas referencias o cervezas manifiestamente mal acabadas.
Después de mi primera feria CAMRA, veo que hacemos muchas cosas bien; algunas incluso mejor que ellos. Pero aunque la cultura en general, y la cervecera específicamente, distan mucho de la que tenemos por aquí, nos quedan por aprender aún varias cosas. Nos toca seguir la senda de crecimiento actual, con humildad y con ganas de aprender y pasarlo bien.
Lloniannau!
* Si no has entendido esto, no podrías entrar en según que pubs de Gales (puedes consultar el artículo sobre Rugby de la Wikipedia, si estás tan deseperado como para querer entender mis símiles baratos). Yo sé que Raúl y Txema lo han pillado.
Tomamos buena nota! Aunque nos quede camino por recorrer, el BBF bebe de esas fuentes británicas cómo modelo de festival.
ResponderEliminar¡Y mucho que se agradece tener también este tipo de festivales por aquí! Hay camino por recorrer, seguro; pero para una primera edición el BBF no fue horrible ;-).
EliminarGran noche ayer, por cierto. Salut Mikel!
Gran reportaje!!! La verdad toda una experiencia... yo soy de los ávidos consumidores si tenemos en cuenta que en Vilafranca cayeron 13 cervezas en 2 horas... pero claro no es lo mismo ir con tiempo por delante!!
ResponderEliminarGràcies Txema! Jajaja, estás loco :-). 13 en dos horas es de campeonato. Veo que tu también me habrías mirado con incredulidad ante mi planificación inicial con el vaso vacío en el SBBF...
EliminarQue bien pinta. Tomamos nota, y cuando visitemos a nuestro corresponsal en Canterbury, haremos lo imposible por estar en un festival de la CAMRA. Que bien pinta todo (excepto los ingleses ebrios alrededor).
ResponderEliminarEsperamos el post sobre las cervezas con ganas!
La verdad es que un festival CAMRA es una gran experiencia. Y los cervezones presentes, la hostia. ¡Yo también tengo ya ganas de postearlas!
EliminarEl personal ebrio, por suerte, era pacífico y sólo era molesto por alguna peligrosa falta de equilibrio; nada más. (Peligrosa por el volumen de la mayoría de galeses).
Saludos!
Dejando a un lado la enorme envidia por el disfrute vivido, en este post me quedo sin duda con las muchas y grandes reflexiones que haces, company! Particularmente creo que sí somos bastantes (me incluyo) los que vamos desesperados a la caza del último grito en las ferias, cosa que bajo mi opinión también está en parte propiciado por los propios elaboradores, que concentran muchas novedades en algunas ferias tal y como ocurrió por ejemplo en Mediona. Una solución, alargar la duración y no hacerlo una sola jornada.
ResponderEliminarAl final vas "corriendo" arriba y abajo y charlando casi de forma entrecortada con mucha gente, cuando debería ser el compartir y el disfrutar de las cervezas con los demás la máxima a seguir. Al menos así lo veo yo. Además, teniendo la oportunidad en muchos casos de probar esas cervezas comprándolas en tiendas físicas u online, la cosa es de juzgado de guardia...
Repito, me ha parecido muy interesante lo dicho y voy a aplicarme el cuento.
Una abraçada, mestre!
Pau! Espero que me sigas hablando después del siguiente post... Sé que estás pasando por una fase muy británica, cervecísticamente hablando :-).
EliminarMe alegro que te hayan interesado mis reflexiones. Siempre me he considerado un novato en este mundo, viendo los cracks que hay por cada sitio; pero no me había planteado hasta hace relativamente poco la estupidez del beer-hunting en momentos que son, realmente, de disfrute.
Gales, otra vez, me ha abierto los ojos en muchas cosas (no solamente cerveceras); y la manera como he afrontado hasta ahora las ferias, que tal como comento llevaba ya un tiempo replanteándome, vi claro que era errónea en una sola tarde.
Que gran cultura, la británica :-). Salut company!
Me has dejado sin palabras. Descripción muy detallada, como siempre. Estoy de acuerdo contigo en lo de los "tokens" de papel. En España seguro que se arruinaban los organizadores de la feria, porque más de la mitad de los papelillos serían falsos. Es una pena, pero la picaresca en nuestro país es una realidad. También coincido en lo de las jarras. Preciosas, para echar alguna lagrimilla.
ResponderEliminarAsí que ya lo has conseguido, ya me ha picado el gusanillo por conocer este festival, del que había oído hablar. No creas que no tengo ganas de conocer alguna de las ferias de la CAMRA y disfrutar de esa cervezas tan típicamente british con el ambiente y la gente de aquellas tierras. Qué gran tierra Gales, y qué buen equipo de rugby tienen ahora mismo, que precisamente fue campeón del último 6 Nations. Por cierto, rugby y cerveza genial combinación. Aaaaains, quién pudiera! Salu2!