Bjór - Botellas...
Y con este post, pasa a encajar todo el puzzle que he montado con la particular partición que he hecho de la historia cervecera de mi viaje a Islandia. En la anterior entrega os prometí algo más cañero para la presente, y es por eso que debemos trasladarnos en el tiempo hasta la tarde del día 31 de diciembre (parte que omití con toda la intencionalidad en el post de las latas).
Después de pasar la mañana del último día de 2011 bañándome en el delicioso Blue Lagoon y de pasear por las bonitas calles de Reykjavik, por la tarde acudimos al concierto de fin de año que ofrecían dentro de la Hallgrimskirkja (la imponente iglesia de la foto, que os recomiendo visitar). Nos quedaba un rato por pasear antes de cenar alguna cosilla en vistas a la esperada celebración de fin de año, que en la capital islandesa es uno de los mayores acontecimientos del año.
Lo que no sabíamos (y pudimos averiguar por observancia y hablando con locales) es que la última cena del año es algo muy sagrado para los islandeses, que se reunen en familia para pasar esos últimos instantes juntos y entre platos. Esto provoca que, el día 31, no haya ningún sitio donde se pueda cenar si eres turista, salvo las macro-cenas y fiestas organizadas de los hoteles. Después de mucho dar vueltas, seguíamos sin encontrar ningún sitio abierto. De hecho, mi intención era visitar una tienda (Vinbudin Austurstraeti) en la que, a priori, había un buen surtido de cerveza local (a parte de vino importado y otros productos gourmet), pero había permanecido cerrada, como muchos otros comercios, todo el día. Me vi volviendo a casa sin una sola cerveza islandesa en la maleta (cosa que, si leísteis el anterior post, sabréis que no fue así).
Llegamos al punto en el que estábamos dispuestos a entrar en cualquier antro donde nos dieran un sandwich rancio para cenar. Pero, aquel día, la suerte nos sonrió en todos los sentidos, al encontrar un bonito "Restaurante-Bar de Copas" llamado 73. Vimos en la carta que había varias cosas a elegir, pero que su especialidad eran las hamburguesas, muy típicas en Islandia con multitud de recetas distintas. El sitio pintaba bien, así que entramos (tampoco es que hubiera ninguna alternativa). Fue una vez dentro que a mi me entró algo al ver una alineación de botellas muy atractiva detrás de la barra: efectivamente, en el 73 tenían birras islandesas, ¡y no precisamente pocas!
Buena nariz, algo aguada. |
Al sentarnos, la dueña nos trajo carta de bebidas y de comida, la primera de ellas dedicada en gran parte a la cerveza (¡yuju!). Después de hacer los pactos pertinentes con la jefa (la de mi casa, no la del bar), decidí empezar mi recorrido cervecero con una IPA para acompañar mi hamburguesa estilo islandés clásico, que por cierto estaba riquísima y abundaba mucho en cantidad.
La elegida fue una Icelandic Pale Ale (según la etiqueta), la Einstök Olgerd. Con sus 5,6% grados, se presentaba bastante completa en nariz, con matices herbales, frutales y un interesante fondo de caramelo. En boca es donde empezaba a pinchar, con un toque metálico un poco molesto y un paladar aguado y demasiado ligero. Aunque la disfruté, podría haber sido mejor; supongo que, al compararla con las buenas Pale Ales que se están haciendo por aquí desde hace un tiempo, me pareció más justita. La presentación, cabe decirlo, es muy resultona.
¡Grande! |
Pero quedaba más... ¡y casi mejor, incluso! Como despedida antes de ir a celebrar el fin de año "a la reykjavikense", quería probar la navideña de la misma gente que la Lava: la Ölvisholt Brugghús Jólabjor, una Bock fumada. Lo que no habría podido anticipar nunca es hasta qué punto me gustaría esta cerveza. La Joólabjór es una cerveza especiada y bastante fumada (más que la Lava), pero resulta increíble la maestría con la que todos sus matices parecen estar unidos en armonía, creando sinergias positivas entre ellos, destacando hasta su punto ideal cada uno. Una lección de cerveza bien balanceada, con sus toques frutales y acaramelados en hermandad con las especias, los toques tostados y la leve presencia alcohólica (6,5% muy bien integrados). Un cuerpo bastante potente completaba una gran Lager, que disfruté un montón, casi llegando al nivel de la Lava.
Muy equilibrada. Una gozada. |
La cervecera Ölvisholt se encuentra en una localidad pre-litoral de Islandia, y lleva justo su mismo nombre. Fue interesante aprender que la etiqueta de la Lava es justo una reproducción de la imagen que ellos tienen desde su fábrica de las erupciones del volcán Hekla. La de la navideña, no sé bien qué quiere representar, pero la verdad es que me parece fantástica (si la hubiera podido quitar...). Felicitar a la gente de Ölvisholt por su buen trabajo, que como seguro que son seguidores de Blog Birraire van a poder leerlo (...).
Por temas de reservas de mesas, la Jólabjór tuve que tomarla ya en la barra, con la ocasional presencia de la muy amable dueña del sitio, que nos obsequió con varias historias del bar y del país francamente interesantes. Por un cúmulo de circunstancias que no vienen a cuento y también porque estábamos muy a gusto, terminamos quedándonos un rato más en el agradable 73, cosa que supuso que la Jólabjór no fuera, finalmente, la última birra de 2011 (aunque me gustaba mucho la idea de cerrar el año a lo grande con ella).
Y así fue como, cuando ya había pasado el efecto placentero de la Jólabjór, y después de lavarme la boca con abundante pan y agua, compartí con mi mujer otra Einstök: la White Ale, que sin ser nada excepcional si resultó ser una Witbier bastante curiosa. Bastante clara y burbujeante, es una cerveza muy afrutada y especiada, con una particularidad propia: parecía llevar limonada natural. Esto se traducía en una acidez más marcada que en la mayoría de Wits, pero bastante bien integrada. Su mayor handicap fue un toque aguado en boca, que estropeaba la impresión dada por un aroma bastante correcto.
A partir de aquí, sólo me quedaba una cerveza para escoger. Aquí hubo una mezcla de elección por etiqueta, por curiosidad y por instinto macho-ibérico. Lo de la etiqueta salta a la vista; la curiosidad, por lo apuntado sobre la Muerte Negra (Black Death en inglés) en el anterior post. Y lo del instinto... bien: pude oír a mi lado, cuando estaba aún con la Jólabjór, como un chico bastante grandote comentaba con la dueña lo "dura" que era dicha cerveza... y sí, tuve que comprobar si para mí se trataba de una cerveza dura (a mi favor diré que mi elección estaba ya al 90%; la etiqueta me llamó muchísimo la atención).
Así pues, degusté la Black Death Beer. Esta cerveza, como descubrí posteriormente, es del portfolio de la cervecera Viking, y por eso me imagino que se podía encontrar también en el Duty Free del aeropuerto con las demás. Se trata de una porter bastante simple y fácil de beber, con toques acaramelados y tostados casi por igual y bastante incidencia de matices frutales. Se trata, seguramente, de una cerveza que mucha gente ha tomado pero que poca repite a menudo, porque su impactante presentación no se ve suficientemente recompensada.
De esta manera fue como cerré un gran ejercicio cervecero; seguramente el más completo en cuanto a variedad. A partir de aquí, con un grado de lúpulo y alcohol en mi cuerpo suficiente como para tener garantía de celebrar bien la entrada a 2012, nos fuimos delante de la iglesia Hallgrimskirkja, a vivir uno de los fines de año más espectaculares de Europa, sin lugar a dudas.
Podéis ver las demás entradas sobre Islandia en los siguientes enlaces:
Bjór - Historia.
Bjór - Latas.
Hum, juraría haber comentado en esta entrada... Nada, simplemente que me das envidia, como puedes imaginar. Las Einstök las conocía de vista, y solo por la etiqueta me apetecía probarlas, sin embargo Lava ni me sonaba y la pinta es estupenda.
ResponderEliminarSupongo que no tienen ningun tipo de cervezas propio, ¿no? Al estilo de las Sahti finesas, por ejemplo.
Un saludo
Espectacular cierre de la mini-serie Islandesa. Tengo que reconocer que antes de este post conocía a penas algunas marcas de ese país por aquello del coleccionismo pero ninguna que hayas publicado sino más bien marcas que puede que hayan desaparecido.
ResponderEliminarMuchas pintan muy interesantes, pero me encantaría probar esa Lava. La pones tan sugerente, jeje!
Y una última cosilla/petición, ¿tema etiquetas, botellas vacía o alguna cosa al respecto?? Como últimamente te veía muy puesto en el tema, jiji!! ^^
Una abraçada mestre!
Qué gran nota, claro que estando en el último lugar del mundo, probar una cerveza que está en casi el otro lugar del mundo será prácticamente imposible, jejeje. Buenas etiquetas por lo demás.
ResponderEliminarEmbracing! Pues las Einstök son correctas y tienen una pinta estupenda, pero las Ölvisholt son las auténticas reinas de Islandia (al menos de lo que pude probar). Que yo sepa no tienen ningún estilo propio, y difícilmente lo tengan ya que hasta 1989 la cerveza era ilegal para los islandeses. A ver si se ponen las pilas y son creativos :-). Un saludo!
ResponderEliminarPau! Yo creo que la realmente interesante es la Jólabjór, porque seguro que habrás tomado varias Imperial Stouts como la Lava, pero yo hasta ahora no había encontrado una navideña tan original y equilibrada. Bock fumada para dar collejas a los anti-lagers.
ResponderEliminarRespecto etiquetas/botellas, me supo mal y pensé además bastante en ti, pero sólo encontré botellas en el bar este de fin de año, y en aquel momento me fue imposible llevármelas. Las etiquetas eran adhesivas (excepto Einstök, pero no salían bien), así que nada tampoco :-(. Me habría gustado traerte alguna, porque son raritas y, especialmente las Ölvisholt, tienen unas etiquetas fenomenales.
Tengo alguna chapita de sobras, pero esto quizás le interese más a Txema.
Igualmente, traete la furgo para el BBF, que entre las que te pilles en Drunk Monk, BBF (si hay posibilidad de comprar alguna botellita para llevarse) y las botellas vacías que tengo para ti te irás bien cargado :-). Salut!
Qué tal Mean Man! Pues sí que se antoja complicado que puedas llegar a probarlas, aunque te animo a que si haces algún viaje por Europa te pases por Islandia, porque es una auténtica preciosidad de país.
ResponderEliminar¿Tienes colección de etiquetas? Yo sólo etiquetas nuevas, que básicamente consigo en ferias y visitas a cerveceras locales.
Un saludo transoceánico!
La verdad me gustan mucho las etiquetas pero no tengo la capacidad ni la paciencia para poder quitarlas de la botella sin que quede el desastre. Por eso insté a nuestro estimado amigo Lupuloadicto que haga un post alumbrándonos cómo diablos sacar eficientemente las etiquetas. Si lo logro, he prometido mandarle varias de las que se consiguen aquí. Así que veremos si nos iluminan en el tradicional arte de sacarle las etiquetas a las cervezas jejejeje.
ResponderEliminarJajaja, a ver si nos iluminan, pues! Yo he probado varias técnicas que a priori funcionan, pero parece que me ha faltado habilidad y paciencia para hacerlo bien...
ResponderEliminarAmic!!! Tomo nota de lo de las Chapas!!! Me interesan mucho... ponte en contacto conmigo a través de tiotxemaxxx@hotmail.com y cerramos un cambio!!! Muchas gracias por el detalle!!
ResponderEliminarJoan, no importa! Para la próxima ya te diré algún truquillo para las adehsivas, jejeje!! Lo de las chapitas, Txema, el ofrecimiento es para mi así que no te me cueles!! Jaja! Si las quieres (que parece que sí...) dame tu a mi algo... jajajaja!
ResponderEliminarQuina panda de frikis... ^^
Joder Txema, esta dirección parece de un boy para despedidas ;-). Estamos en contacto!
ResponderEliminarMuy buen cierre de la serie de posts sobre Islandia. No sé cómo será la noche de fin de año en Rejkyavik, pero dicen que tiene una de las más animadas vidas nocturnas. Y en cervezas tuviste la suerte de descubrir la panacea. Algunas ciertamente interesantes, y de referencias totalmente desconocidas para mi salvo la Viking. Ya me contarás detalles tomando alguna birra.
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