Brabante, o la casualidad...
No era un miércoles cualquiera. Salí tarde del trabajo y buscaba algún sitio para ver como el Barça se proclamaba campeón de la Liga. Ya se había empezado a jugar la segunda parte, y yo seguía buscando por el centro de Madrid algún bar que no considerase más interesante cualquiera de los otros partidos que se jugaban.
Fruto del azar, o de alguna extraña conexión cervecero-telepática, mis ojos se fijaron en un local bastante fashion, con una pantalla gigante y el Levante-Barcelona en pantalla. No sabía que iba a tomar, pero era mi única opción. Aún así, entrando por la puerta, mis ojos divisaron unas botellas al lado del tirador de cerveza que, aunque estaban lejos, supe rápidamente que no formaban parte de mi etiqueta mental de "cerveza conocida y probada". En efecto, me encontraba delante de lo que para mi era una rareza (que no para muchos madrileños): Brabante Oro, "Cerveza Española Tradición de Flandes".
Lo primero que me sorprendió es que hablasen de una cerveza al estilo de Flandes y que en la etiqueta hubiera un gallo enorme, muy reminiscente de la bandera de Valonia. Una paradoja que podría causar malestar a algún conocido mío de tierras belgas.
Luego, mi total falta de información respecto a esta cerveza me hizo "desconfiar" y observé detalladamente la etiqueta para comprobar que estaba "embotellada para Cervezas Brabante". Con un par de búsquedas en Google, rápidamente pude saber qué cerveza se escondía detrás de un confundido gallo flamenco: la Steenbrugge Blond.
Más allá de todo esto, la cerveza es bastante mejor que lo que te dan por defecto en los bares de Madrid; notas afrutadas y algo de especias suaves para una cerveza fina pero con suficiente carácter. La conclusión es que con tanta curiosidad por dicha cerveza, casi ni miré el partido (que al final fue un simple trámite; ¡Campeones!). La post-data sería que en el Bazur (el bar fashion, que por cierto recomiendo para quien esté por la zona de Calle Miguel Ángel) no me cobraron un exceso por la cerveza (y encima me dieron una tapita y aceitunas), la cual cosa no entraba dentro de mis planes de inicio y agradecí un montón.
Fruto del azar, o de alguna extraña conexión cervecero-telepática, mis ojos se fijaron en un local bastante fashion, con una pantalla gigante y el Levante-Barcelona en pantalla. No sabía que iba a tomar, pero era mi única opción. Aún así, entrando por la puerta, mis ojos divisaron unas botellas al lado del tirador de cerveza que, aunque estaban lejos, supe rápidamente que no formaban parte de mi etiqueta mental de "cerveza conocida y probada". En efecto, me encontraba delante de lo que para mi era una rareza (que no para muchos madrileños): Brabante Oro, "Cerveza Española Tradición de Flandes".
Lo primero que me sorprendió es que hablasen de una cerveza al estilo de Flandes y que en la etiqueta hubiera un gallo enorme, muy reminiscente de la bandera de Valonia. Una paradoja que podría causar malestar a algún conocido mío de tierras belgas.
Luego, mi total falta de información respecto a esta cerveza me hizo "desconfiar" y observé detalladamente la etiqueta para comprobar que estaba "embotellada para Cervezas Brabante". Con un par de búsquedas en Google, rápidamente pude saber qué cerveza se escondía detrás de un confundido gallo flamenco: la Steenbrugge Blond.
Más allá de todo esto, la cerveza es bastante mejor que lo que te dan por defecto en los bares de Madrid; notas afrutadas y algo de especias suaves para una cerveza fina pero con suficiente carácter. La conclusión es que con tanta curiosidad por dicha cerveza, casi ni miré el partido (que al final fue un simple trámite; ¡Campeones!). La post-data sería que en el Bazur (el bar fashion, que por cierto recomiendo para quien esté por la zona de Calle Miguel Ángel) no me cobraron un exceso por la cerveza (y encima me dieron una tapita y aceitunas), la cual cosa no entraba dentro de mis planes de inicio y agradecí un montón.
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