Mi 6to #FFdA...

Ya estamos en diciembre, un mes al que desde el año 2012 llevo entrando con trempera y alegría por celebrarse, durante el fin de semana inmediatamente anterior, el Finde Fondo de Armario, que con ésta cumple seis patilleras convocatorias dos años y medio después de esa primera edición.

A diferencia de otras veces, en esta ocasión no hice una excursión previa a la bodeguita para hacer la selección de botellas candidatas: esta vez tenía claras cuáles de ellas formarían parte de la celebración, entre otros motivos porque hace poco más de un mes que tuve que centrar mi cabeza a la diligente realización de ciertas tareas domésticas, entre las que se encontraba el ordenar todo el "apartado cervecero" de Can Birraire. Así, las botellas protagonistas de este sexto #FFdA fueron las que siguen.


La Pirata - BlackBlock (2012)

Llevaba dos años guardando esta botella; exactamente desde el momento en que salió. En esos momentos, La Pirata era una microcervecera que se había "estrenado" en la Fira de Molins de Rei, y que había empezado a aparecer por bares y tiendas con su Via Krucis, que ya estaba rica, pero no dejaba de convertirla en una micro con una American IPA; otra más. No obstante, en el marco del Fes-t'hi de Vilanova i la Geltrú (que en dos semanas celebra ya su cuarta edición) me hablaron, y muy bien, de "la nueva" de La Pirata, de la que adquirí dos botellas unos días más tarde. Una la tomé entonces; la otra, una vez probada la primera, decidí darle guarda con grandes expectativas.

La BlackBlock es una cerveza a la que tengo cariño ya que significa, para mí, el punto de inflexión dentro del panorama cervecero de un gran cervecero y compañero como Aran León. Me hacía ilusión sacarla para el 6to #FFdA, justo dentro del mes en que expiraba el consumo preferente que indicaba la etiqueta. Pero para hacerlo completo, aunque es una cerveza que he tomado muy a menudo desde que saliera, la misma semana compré una botella "fresca" para poder compararlas en paralelo.

Siendo el primer lote contra uno de dos años después, existe algún pequeño ajuste de receta, aunque quizás sea más relevante el hecho de que una se produjo en Ca l'Arenys en el año 2012, y la otra en la Companyia Cervesera del Montseny, este mismo año.

Era viernes por la tarde-noche: había sido un día lluvioso, dentro de una semana laboral tediosa cuanto menos. Necesitaba relajarme, y no se me ocurrió otra que empezar el Finde Fondo de Armario con la referencia más alcohólica, que además ingeriría por partida doble, y con un poco de Free Jazz de fondo, de la mano del saxofonista Sonny Rollins. ¿A alguien se le ocurre alguna manera de mejorar el momento? Sí, a mi también se me ocurrió, y es por este motivo que me dirigí a la nevera y saqué un queso de oveja trufado de El Burgo de Osma. En ese precioso instante empezó mi fin de semana.

Pero hablemos un poquito de las cervezas. Sólo al sacar la chapa de ambas botellas ya vi que me encontraba ante dos mundos distintos. Vertí el contenido de las dos botellas en sendas pintas Nonick y, tal como se podía presuponer, la BB 2012 generó una cabeza tímida, mientras que su hermana más joven lució una buena corona de color tostado. Acercando la nariz, nunca habría podido adivinar que se trataba de la misma cerveza: la 2014 se presentaba fresca, con notas cítricas y pináceas, frutos rojos, un leve rastro de levadura, y un fondo tostado intenso, pero compartido con el perfil lupulado. Contrariamente, la 2012 era malta pura, con aroma a chocolate, brandy, caramelo, fruta deshidratada e incluso un toque de frutos secos; dulzona, de carbonatación ligera y deliciosamente cálida. Para goce y disfrute.

No sabría especificar cuánto rato estuve inmerso en mi mundo, pero la experiencia fue total; uno de esos momentos en que te olvidas de todo lo demás y disfrutas con las pequeñas cosas que te hacen feliz. Después de todo, me quedó cierto sentimiento de disgusto por no haber apartado más botellas de BlackBlock en ese lejanísimo y tan próximo año 2012. La verdad es que me impresionó mucho la buena evolución de esta cerveza, que no nos olvidemos que debutaba con este lote.

Mi consejo: tómala cuando quieras, y bien a menudo si te gusta el estilo; pero si compras algunas botellitas hazte un favor y guarda alguna durante dos o más años.



3 Fonteinen & Lost Abbey - Armand & Tommy (2011)

Sábado, 23 horas. Un día muy variado, con una comida junto a los amigos de mi antiguo trabajo y una obra de teatro por la noche. Al llegar a casa se presentaba otro momento ideal para relajarme y aprovechar para tomar cierta cerveza que llevaba guardando desde hace más de dos años. Una cerveza que me trae grandes recuerdos de tiempos pasados por Madrid. Se trata de una colaboración entre la mezcladora flamenca 3 Fonteinen y la cervecera californiana Lost Abbey, concretamente de Armand Debelder y Tomme Arthur (lo de "Tommy" no es un mote cariñoso, sino un error tipográfico en la etiqueta), que se juntaron para crear una nueva Oude Gueuze a partir de distintas lambics de Boon y una de producida propiamente por Armand.

Sinceramente, sería absurdo tratar de describir qué le ha aportado la guarda a esta cerveza sin caer en descripciones de libro o un ejercicio de invención creativa derivado de experiencias con otras Gueuzes con las que he podido experimentar algo más. Naturalmente, no recuerdo qué me pareció aquella Armand & Tommy que pude tomar junto al bueno de David Gago en la barra del Animal Picar & Beer. Recuerdos mayúsculos en ese local de Tibor Domènech. Es por eso que me limitaré a describir esta superlativa cerveza, para la que no encontraba un momento ideal, y que esta convocatoria me ha facilitado.

Al verterla en mi recién adquirida copa de Lindemans, la A&T generaba una cabeza generosa, cremosa y esponjosa en ese atractivo líquido ambarino que lucía cierto punto de turbidez. En nariz se notaba el toque salvaje característico de las lámbicas de Boon, que personalmente relaciono con un fruto seco como es el pistacho, acompañado de toques de piel de limón, manzana verde, paja o trigo. En boca se mostró notablemente carbonatada de principio a fin, afrutada y con la acidez un peldaño más arriba de lo que mi paladar percibe habitualmente en otras 3 Fonteinen; con ese sabor que los anglosajones describen como barnyard y un final largo lleno de matices, que dejaba un retrogusto y sensación en boca similar a la de cuando se ingiere un kiwi, con un suave pero persistente punto de ceniza y madera.

El acompañamiento no pudo ser mejor. Fui a por el libro Gueuze & Kriek de Jeff Van den Steen, edición de 2011; uno de los pocos libros que no tengo en versión original, pero que me gusta leer a menudo en momentos de tranquilidad por ser de contenido ligero y contar con fotografías de gran belleza. Su acabado de tapa rústica hace que sus página desprendan un olor fantástico, que ambienta el universo de matices que se desprende de las sobresalientes imágenes del fotógrafo Andrew Verschetze. Asimismo, Mrs. Birraire había preparado un delicioso pan multicereal, muy tierno y de miga densa como pocos, que con un chorrito de aceite de oliva virgen extra de la DOP Les Garrigues fue un más que digno acompañamiento sólido para la Oude Gueuze.

En resumen, una bestialidad: una cerveza deliciosa y con carácter propio frente a otras Oude Gueuzes de la misma casa, pero con ese perfil tan fácilmente reconocible y apetecible de la cervecera de Beersel, con un maridaje a mi manera para ponerle la guinda.

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Y aunque mi intención inicial pasaba por incluir una cerveza de la Brasserie des Franches-Montagnes en la selección de este 6to #FFdA, el fin de semana no dio para más y tuve que dejarlo ahí. No puedo quejarme, no obstante, ya que fueron en total un buen puñado de horas disfrutando en mi casa de dos grandes cervezas y de ambientación totalmente a medida, algo que por uno u otro motivo no hago tan a menudo como realmente debería.

El lunes de la semana que viene postearé el resumen de las experiencias de todos los participantes, de los que ya he podido empezar a leer algunas entradas. Espero que todos lo pasarais, al menos, tan bien como lo pasé yo.


Salut i birra!

Comentarios

  1. Buena selección Joan! Esa blackblock tiene que ser una pasada, es una birra que me encanta y encima con dos añitos... ufff
    Saludos Joan!

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    1. Genial la BlackBlock, sin duda :-). Viendo el resultado voy a comprar unas cuantas para ir teniendo algunas de añejas. ¡Salud Gonzalo!

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  2. Menuda pareja (o mejor dicho triplete...) de baile, Joanet!! Mare meva!! Tengo esas mismas dos cervezas envejeciendo en lo más profundo de mi bodeguita. La Armand & Tommy intuyo que de la misma procedencia que tu, y por lo que has comentado de la carbonatación le voy a dar buen reposo un tiempecito más, y la Black Block desde hace algo menos, conseguida en mi última visita a Madrid y donde también conocí ese templo que describes, el tristemente caído Animal. Una gozada, pero como verás mañana en mi post, no eres el único que ha disfrutado como un enano! Viva el FFdA y la mare que et va parir per llençar-lo!! Una abraçada, amic!!

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    1. Ei Pau! La A&T, como toda buena Oude Gueuze, dudo que tenga mucho inconveniente en ese tiempecito más que comentas :-). La verdad es que me sorprendió bastante al verterla, si bien no fue en absoluto molesto durante la toma. La BB ya me dirás, pero puedo anticiparte que te gustará el resultado de la guarda.

      Ya tengo ganas de leer tu experiencia. Una abraçada!

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  3. Que envidia esa 3 fonteinen, no he tenido ocasión de echarle el guante. La Black Block es un cervezón, y voy a seguir tu consejo y darle guarda a alguna de las que tenemos en nevera, para ver su evolución.

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    1. ¡Buenas Iker! Pues sí, te recomiendo que le des un tiempo a algunas botellas, ya que el resultado es una gozada. Sin virguerías ni castillos en el aire, pero es un pedazo de Imperial Stout. La 3F lástima que era edición limitada, porque era un cervezón, y suficientemente apartada de la clásica Oude Gueuze. ¡Un abrazo!

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