Cerveza en Canadá (IX) - Les 3 Brasseurs
Enamorados de los encantos de tinte europeo que nos había ofrecido la capital de Québec, dejamos atrás Ville de Québec atrás en dirección a la segunda ciudad más poblada de Canadá, que como bien sabréis no es otra que Montréal: última parada en nuestro magnífico viaje por el este canadiense.
Salimos por la mañana, y después de comer en camino en una área comercial llamada Madrid 2.0 (tenía que contar la curiosidad, sorry) llegamos pasado el mediodía a la Île de Montreal (sí, la ciudad está en una isla) y planeamos la tarde y noche. Sin planes cerveceros, dimos una relajada vuelta por el enorme Parc du Mont-Royal, para luego visitar la zona universitaria y parte del centro de la ciudad. Paramos a cenar en un vegetariano del que teníamos buenas referencias; y allí hubo doble sorpresa.
Mientras Mrs. Birraire pesaba su plato de comida (te cobraban a peso, sí), yo iba observando el material cervecero disponible, aún pendiente de echarle ojo a la parte sólida de mi cena. De repente, una botella sin compañía llamó mi atención, y no dudé ni un sólo momento en cogerla. Es así como me fui tan contento con mi Unibroue Maudite y mi comida sana y ligera para compensar excesos.
La deliciosa cerveza (de las mejores del viaje, sin duda) me hizo disfrutar un buen rato, pero el mejor momento cervecero del día fue al descubrir, mirando detalladamente por la ventana del edificio en el que me encontraba (más o menos dos o tres plantas elevado) un vistoso cartel retroiluminado que gritaba "Brasserie". No daba crédito; ¿de verdad estaba cenando delante de otro brewpub?
Les 3 Brasseurs:
Después de comprobar, con una conexión wifi muy oportuna, de qué se trataba, nos plantamos en este bonito local, que se autodefine como brew-restaurant. En realidad, se trata de una cadena de establecimientos, tres de ellos en Montréal; otros repartidos por toda la provincia de Québec, uno de muy nuevo en Ottawa... ¡y más de 20 por toda Francia! Este dato lo conocí ya de vuelta, y me sorprendió un montón, puesto que se imita el mismo concepto de Restaurant-Brasserie en cada uno de los locales, que tienen la maquinaria siempre a la vista y cuentan con capacidad para albergar a más de 300 personas. El de Rue Sainte-Catherine, por tamaño, no dejaba lugar a dudas.
Sabiendo esto, uno podría pensar que el sitio era frío; y la verdad es que es todo lo contrario. La decoración, impecable, pretende recrear un ambiente retro, bastante europeo, y muy auténtico gracias a los sacos de malta (llenos) y barriles que aparecen por cada rincón. Está, a su vez, lleno de banderolas y carteles con menciones a las cervezas base de la casa, y cuenta con una enorme barra de 360º en la que había dos camareros que no pararon ni un segundo de tirar una cerveza tras otra.
Les 3 Brasseurs está pensado para la gente de la calle; para acercarlos a la cerveza fresca sin kilometraje, con referencias básicas muy solventes. Más de uno podría fruncir el ceño al no tratarse de un sitio con cincuenta mil referencias nacionales e internacionales, pero la verdad es que el concepto de este pub-restaurante sería genial que apareciera por nuestros lares, ya que normaliza muchísimo el consumo de cerveza más allá de las grandes marcas. (Pequeño paréntesis: algo similar a lo que está consiguiendo, pasito a pasito, Fábrica Maravillas en Madrid).
El nombre, por cierto, viene dado porque la familia fundadora del primer establecimiento, en Lille (Francia), había contado con cerveceros en su familia 3 generaciones antes; y de allí los tres brasseurs. Fue con todo el respeto y admiración a los ancestros que inspiraron esta insólita cadena de restaurantes-microcervecera que nos sentamos en la gran barra para tomar cerveza (aunque por ganas habríamos cenado otra vez con la buena pinta que tenía la comida que íbamos viendo).
Al entrar nos habían dado la carta, que recreaba el formato de un periódico anglosajón por tamaño y estilo, y que cada uno podía llevarse a casa sin problema. Con una cuarta parte de la carta dedicada a informar sobre todo lo cervecero, pudimos escoger bien entre las opciones: Mrs. Birraire la White de la casa; yo, por mi parte, pedí un "Et Cetera", que consistía en 4 vasitos de 12 cls cada uno con las cuatro cervezas de gama básica (White, Blonde, Amber y Brown). Otras dos opciones, que finalmente no probé, eran La Belle Province (una Amber de 7% y presentada en botella de 75cl.) o la seasonal que tenían (una Saison).
El ambiente era treintañero, aunque había de todo un poco. La gente se sentaba, especialmente, en mesas para grupos; como en todo restaurante, vamos. Pero se podía oler el toque cervecero por la animación general y el buen rollo de clientes y trabajadores. Las cervezas no tardaron en llegar, pero incluso antes de probarlas ya habíamos emitido nuestro veredicto sobre el sitio: "nos gusta".
Al llegar mi maderita con las cuatro cervezas, una pequeña y grata sorpresa: la camarera me indicó que me dejaba otro vasito con agua para que pudiera enjuagar la boca entre cerveza y cerveza. "Buen detalle", pensé. A partir de aquí, tocaba hacer los honores, empezando por la 3 Brasseurs White. Con mucho sabor a trigo crudo, ligeramente especiada y muy refrescante, es una de las wits más frescas que he tomado; fue un inicio genial.
También con mucha incidencia del cereal se presentaba la 3 Brasseurs Blonde, una rubita estilo belga correcta en todo; dulce y con un final ligeramente herbácea. La 3 Brasseurs Amber siguió con el buen nivel, con los esperados toques de azúcar candy, caramelo, hierba, banana... con un pequeño pero interesante matiz de vainilla. Finalmente, la 3 Brasseurs Brune fue la menos convencional; una Brown a medio camino entre Inglaterra y Bélgica (flotando en el Mar del Norte, vamos), curiosa pero bien hecha y fácil de beber.
La verdad es que me gustó el enfoque de esta singular brasserie, que produce cervezas muy fieles a los cánones generales de estilos ampliamente aceptados, y con nombres que huyen de extravagancias, consiguiendo así que no haya un distanciamiento con su público que, por lo que pudimos comprobar, no es especialista. En general, los clientes van como el que va a comer a un restaurante, con la gracia de encontrar cervezas propias, que están bien ricas y frescas.
Un tema curioso es que la carta incluía una gran variedad de Beer Cocktails y no vi que prepararan ninguno (a diferencia del brewpub de Saguenay) mientras estuvimos pasando las últimas horas del día con Mrs. Birraire en aquel buen establecimiento del centro de Montréal, del que guardamos buen recuerdo, y que se diferenciaba lo suficiente de todos los anteriores (quizás guardando más similitudes con el primero: la Mill Street Brewery).
Sólo nos quedaba una visita cervecera; ésta, bien programada. La próxima semana, concluirán los posts de la serie de Canadá sobre brewpubs, con una última visita que algunos saben y otros muchos podéis intuir.
Salut i birra!
Salimos por la mañana, y después de comer en camino en una área comercial llamada Madrid 2.0 (tenía que contar la curiosidad, sorry) llegamos pasado el mediodía a la Île de Montreal (sí, la ciudad está en una isla) y planeamos la tarde y noche. Sin planes cerveceros, dimos una relajada vuelta por el enorme Parc du Mont-Royal, para luego visitar la zona universitaria y parte del centro de la ciudad. Paramos a cenar en un vegetariano del que teníamos buenas referencias; y allí hubo doble sorpresa.
Mientras Mrs. Birraire pesaba su plato de comida (te cobraban a peso, sí), yo iba observando el material cervecero disponible, aún pendiente de echarle ojo a la parte sólida de mi cena. De repente, una botella sin compañía llamó mi atención, y no dudé ni un sólo momento en cogerla. Es así como me fui tan contento con mi Unibroue Maudite y mi comida sana y ligera para compensar excesos.
La deliciosa cerveza (de las mejores del viaje, sin duda) me hizo disfrutar un buen rato, pero el mejor momento cervecero del día fue al descubrir, mirando detalladamente por la ventana del edificio en el que me encontraba (más o menos dos o tres plantas elevado) un vistoso cartel retroiluminado que gritaba "Brasserie". No daba crédito; ¿de verdad estaba cenando delante de otro brewpub?
Les 3 Brasseurs:
Después de comprobar, con una conexión wifi muy oportuna, de qué se trataba, nos plantamos en este bonito local, que se autodefine como brew-restaurant. En realidad, se trata de una cadena de establecimientos, tres de ellos en Montréal; otros repartidos por toda la provincia de Québec, uno de muy nuevo en Ottawa... ¡y más de 20 por toda Francia! Este dato lo conocí ya de vuelta, y me sorprendió un montón, puesto que se imita el mismo concepto de Restaurant-Brasserie en cada uno de los locales, que tienen la maquinaria siempre a la vista y cuentan con capacidad para albergar a más de 300 personas. El de Rue Sainte-Catherine, por tamaño, no dejaba lugar a dudas.
Sabiendo esto, uno podría pensar que el sitio era frío; y la verdad es que es todo lo contrario. La decoración, impecable, pretende recrear un ambiente retro, bastante europeo, y muy auténtico gracias a los sacos de malta (llenos) y barriles que aparecen por cada rincón. Está, a su vez, lleno de banderolas y carteles con menciones a las cervezas base de la casa, y cuenta con una enorme barra de 360º en la que había dos camareros que no pararon ni un segundo de tirar una cerveza tras otra.
Les 3 Brasseurs está pensado para la gente de la calle; para acercarlos a la cerveza fresca sin kilometraje, con referencias básicas muy solventes. Más de uno podría fruncir el ceño al no tratarse de un sitio con cincuenta mil referencias nacionales e internacionales, pero la verdad es que el concepto de este pub-restaurante sería genial que apareciera por nuestros lares, ya que normaliza muchísimo el consumo de cerveza más allá de las grandes marcas. (Pequeño paréntesis: algo similar a lo que está consiguiendo, pasito a pasito, Fábrica Maravillas en Madrid).
El nombre, por cierto, viene dado porque la familia fundadora del primer establecimiento, en Lille (Francia), había contado con cerveceros en su familia 3 generaciones antes; y de allí los tres brasseurs. Fue con todo el respeto y admiración a los ancestros que inspiraron esta insólita cadena de restaurantes-microcervecera que nos sentamos en la gran barra para tomar cerveza (aunque por ganas habríamos cenado otra vez con la buena pinta que tenía la comida que íbamos viendo).
Al entrar nos habían dado la carta, que recreaba el formato de un periódico anglosajón por tamaño y estilo, y que cada uno podía llevarse a casa sin problema. Con una cuarta parte de la carta dedicada a informar sobre todo lo cervecero, pudimos escoger bien entre las opciones: Mrs. Birraire la White de la casa; yo, por mi parte, pedí un "Et Cetera", que consistía en 4 vasitos de 12 cls cada uno con las cuatro cervezas de gama básica (White, Blonde, Amber y Brown). Otras dos opciones, que finalmente no probé, eran La Belle Province (una Amber de 7% y presentada en botella de 75cl.) o la seasonal que tenían (una Saison).
El ambiente era treintañero, aunque había de todo un poco. La gente se sentaba, especialmente, en mesas para grupos; como en todo restaurante, vamos. Pero se podía oler el toque cervecero por la animación general y el buen rollo de clientes y trabajadores. Las cervezas no tardaron en llegar, pero incluso antes de probarlas ya habíamos emitido nuestro veredicto sobre el sitio: "nos gusta".
Al llegar mi maderita con las cuatro cervezas, una pequeña y grata sorpresa: la camarera me indicó que me dejaba otro vasito con agua para que pudiera enjuagar la boca entre cerveza y cerveza. "Buen detalle", pensé. A partir de aquí, tocaba hacer los honores, empezando por la 3 Brasseurs White. Con mucho sabor a trigo crudo, ligeramente especiada y muy refrescante, es una de las wits más frescas que he tomado; fue un inicio genial.
También con mucha incidencia del cereal se presentaba la 3 Brasseurs Blonde, una rubita estilo belga correcta en todo; dulce y con un final ligeramente herbácea. La 3 Brasseurs Amber siguió con el buen nivel, con los esperados toques de azúcar candy, caramelo, hierba, banana... con un pequeño pero interesante matiz de vainilla. Finalmente, la 3 Brasseurs Brune fue la menos convencional; una Brown a medio camino entre Inglaterra y Bélgica (flotando en el Mar del Norte, vamos), curiosa pero bien hecha y fácil de beber.
La verdad es que me gustó el enfoque de esta singular brasserie, que produce cervezas muy fieles a los cánones generales de estilos ampliamente aceptados, y con nombres que huyen de extravagancias, consiguiendo así que no haya un distanciamiento con su público que, por lo que pudimos comprobar, no es especialista. En general, los clientes van como el que va a comer a un restaurante, con la gracia de encontrar cervezas propias, que están bien ricas y frescas.
Un tema curioso es que la carta incluía una gran variedad de Beer Cocktails y no vi que prepararan ninguno (a diferencia del brewpub de Saguenay) mientras estuvimos pasando las últimas horas del día con Mrs. Birraire en aquel buen establecimiento del centro de Montréal, del que guardamos buen recuerdo, y que se diferenciaba lo suficiente de todos los anteriores (quizás guardando más similitudes con el primero: la Mill Street Brewery).
Sólo nos quedaba una visita cervecera; ésta, bien programada. La próxima semana, concluirán los posts de la serie de Canadá sobre brewpubs, con una última visita que algunos saben y otros muchos podéis intuir.
Salut i birra!
Esta serie de post sobre Canada esta siendo muy interesante. Deseando estoy de ver el último...
ResponderEliminar¡Muchas gracias! A los seguidores de estos posts os tengo un poco abandonados... en breve ya terminaré con los brewpubs en sí y remataré con unas conclusiones. Gracias por tu comentario :-)
EliminarJoer, otra coincidencia en el camino, y no van pocas!!!, sin duda tienes una flor...
ResponderEliminarCon respecto al local es fácil hacerse a la idea y el toque con los barriles, sacos, cajas y carteles le dan un toque al local excepcional. Efectivamente todo un detallazo lo del vasito de agua tras hacer las catas, con una medida más que idónea, de las cervezas de rigor.
Enhorabuena.
Pues sí, ¡no van pocas! El viaje, de flor en flor, acabó siendo mucho más cervecero de lo esperado :-). Local precioso y personal detallista. Realmente un buen sitio para visitar, con comida que tenía realmente buena pinta (y a juzgar por la afluencia de público, seguro que mala no estaba). ¡Salud José!
Eliminar¡Menuda suerte y qué gran sorpresa descubrir este local! La verdad es que los interiores son alucionantes, me gustan mucho, y en cuanto a las cervezas la verdad es que sin tener la pinta de ser ninguna virguería parecen muy apetecibles.
ResponderEliminarPero ahora viene el momento en el que me das un buen cachete en la cabeza... Sí, tú a mi. Y es que planeando el viaje a la Bretaña de este pasado verano vi que en Nantes había uno de estos locales (desconocía que fuera una cadena). Pensé, ahora sé que muy equivocadamente, que no merecía la pena pasarse por allí dada la amplia e interesante oferta de locales de la ciudad. Ahora no dudaré en entrar a cualquiera de sus "franquicias" si se cruzan en mi camino. ;)
Salut Joan!
Jajaja, ¡pues vaya! Hombre, yo porque justo estaba delante y tampoco había otro plan. Sinceramente, me esperaba bastante menos, y el nivel cervecero y global del sitio fue muy satisfactorio :-). Ahora será cuestión de visitar alguna de las restaurant-brasserie francesas y comparar un poco, y ya puestos comer algo. Salut i merci per l'aportació!
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