14 de Octubre: Día de San Lúpulo...
Como ya habréis leído en otras bitácoras, o sabréis si consultáis a menudo la Santopedia (sí; existe), o en el caso de que seáis gente de iglesia y de bien, el día 14 de octubre es el día de San Lúpulo de Capua. Y como de blogger cervecero a friki-absoluto sólo hay un pasito, buena parte del mundillo de birreros digitales nos emplazamos a celebrar este día para rendir culto al santo del ingrediente más celebrado de nuestra bebida.
Esta buena iniciativa nace del blog Cervecearte, que hace mucho tiempo se hizo eco de la existencia de este santo día y propuso que hiciéramos algo al respecto. Su propuesta era de hacer algo parecido a Sant Jordi (ya sabéis, la magnífica fiesta del libro y la rosa que celebramos los catalanes), regalando una cervecita a alguien especial.
Y es así como nace esta celebración, que en este "año 0" (como ya he visto escrito en algún sitio) se ha celebrado internetísticamente al estilo #FFdA y, también, en persona con el "autobús del vicio" por Barcelona y cercanías. Esta segunda celebración será objeto de mi siguiente post; por ahora, vamos a ver cómo y con quién celebré el día de San Lúpulo.
Celebración de #SanLúpulo en Can Birraire:
Para ser estructurado y organizado por una vez en mi vida, voy a seguir más o menos los puntos marcados de actividad por parte de los compañeros de Cervecearte. No obstante, el orden de los puntos me lo saltaré a la torera, porque la persona elegida marca bastante el guión de los otros aspectos a los que hacer alusión.
Así pues, con todos ustedes, tengo el placer de presentaros a la persona elegida para el regalo; ¡ni más ni menos que la Iaia Birraire!
Para esta primera edición, tocaba una persona muy especial; alguien que podría fácilmente tener una relación directa con mi pasión por la cerveza. ¿Por qué? Pues bien, porque mi abuela es, efectivamente, birraire; y la genética, muy poderosa. No menos importantes son los recuerdos de infancia: pedir siempre cerveza bien fresquita en la terraza de las heladerías en verano, abrazos con aroma a birra, o la "estrella durada" olvidada por algún rincón de casa son sólo algunos ejemplos.
En consecuencia, mi abuela merecía un regalo cervecero por San Lúpulo, y por eso pensé qué cerveza, fuera de sus elecciones habituales, podría satisfacer sus exigentes gustos. Después de consultar mis opciones, La Blanche de Brabant se erigió como la cerveza perfecta para la velada: botella de 75cl. de diseño refinado y sobrio, para compartir entre tres (Mrs. Birraire estuvo también presente en la celebración).
Hablemos de la cerveza. Iaia Birraire no cree en notas de cata ni puntuaciones; tiene cuenta en Ratebeer y BeerAdvocate, pero las usa sólo para informarse. Es por ello que su esperado veredicto fue "muy fina"; corto y raso. Personalmente, no podría estar más de acuerdo: la Blanche de Brabant destaca, en mi opinión, por su fino paladar y equilibrio, así como por la buena definición de sabores. De entre las witbier belgas que podemos conseguir por aquí con más facilidad, es mi favorita por esta razón, y su elegante presentación también fue decisiva para que el regalo fuera completo. No está de más comentar que le tengo cierto cariño a esta cerveza porque la descubrí durante mi etapa vital en Bélgica; y todo suma, ¿sabéis?
Pero faltaba algo sólido para acompañar; y, en este caso, mi abuela nos obsequió con unos dulces típicos de Sabadell llamados belgues, que están a medio camino entre galletita y pasta, y que tienen un dulzor bastante subido, con azúcar y mantequilla por doquier. Una delicia que, desde aquí, os recomiendo entusiastamente a los amantes de los dulces (si a alguien le interesa saber dónde se pueden conseguir, me puede mandar un correo electrónico).
La botella de 75cl. de BdB descansa, ahora, en una de las estanterías de casa de mi abuela: recuerdo de una bonita tarde que pude compartir con dos de las mujeres más importantes en mi vida. Una, me crío de pequeño, me indujo a la causa birraire y, además, tuvo que soportar mis travesuras de infancia. La otra, Mrs. Birraire, me cría de mayor, se ha pasado a la causa birraire y tiene que aguantar mis trastadas adultas.
Espero que todos hayáis pasado un buen día del santo más cervecero que tenemos. Salut y ¡enhorabuena a Cervecearte por la organización!
Para finales de noviembre toca ya el segundo #FFdA. ¡Qué rápido ha pasado este medio año! Habrá convocatoria oficial, pero ya os podéis ir preparando.
Esta buena iniciativa nace del blog Cervecearte, que hace mucho tiempo se hizo eco de la existencia de este santo día y propuso que hiciéramos algo al respecto. Su propuesta era de hacer algo parecido a Sant Jordi (ya sabéis, la magnífica fiesta del libro y la rosa que celebramos los catalanes), regalando una cervecita a alguien especial.
Y es así como nace esta celebración, que en este "año 0" (como ya he visto escrito en algún sitio) se ha celebrado internetísticamente al estilo #FFdA y, también, en persona con el "autobús del vicio" por Barcelona y cercanías. Esta segunda celebración será objeto de mi siguiente post; por ahora, vamos a ver cómo y con quién celebré el día de San Lúpulo.
Celebración de #SanLúpulo en Can Birraire:
Para ser estructurado y organizado por una vez en mi vida, voy a seguir más o menos los puntos marcados de actividad por parte de los compañeros de Cervecearte. No obstante, el orden de los puntos me lo saltaré a la torera, porque la persona elegida marca bastante el guión de los otros aspectos a los que hacer alusión.
Así pues, con todos ustedes, tengo el placer de presentaros a la persona elegida para el regalo; ¡ni más ni menos que la Iaia Birraire!
La Iaia Birraire, sonriente como de costumbre. |
Para esta primera edición, tocaba una persona muy especial; alguien que podría fácilmente tener una relación directa con mi pasión por la cerveza. ¿Por qué? Pues bien, porque mi abuela es, efectivamente, birraire; y la genética, muy poderosa. No menos importantes son los recuerdos de infancia: pedir siempre cerveza bien fresquita en la terraza de las heladerías en verano, abrazos con aroma a birra, o la "estrella durada" olvidada por algún rincón de casa son sólo algunos ejemplos.
En consecuencia, mi abuela merecía un regalo cervecero por San Lúpulo, y por eso pensé qué cerveza, fuera de sus elecciones habituales, podría satisfacer sus exigentes gustos. Después de consultar mis opciones, La Blanche de Brabant se erigió como la cerveza perfecta para la velada: botella de 75cl. de diseño refinado y sobrio, para compartir entre tres (Mrs. Birraire estuvo también presente en la celebración).
Hablemos de la cerveza. Iaia Birraire no cree en notas de cata ni puntuaciones; tiene cuenta en Ratebeer y BeerAdvocate, pero las usa sólo para informarse. Es por ello que su esperado veredicto fue "muy fina"; corto y raso. Personalmente, no podría estar más de acuerdo: la Blanche de Brabant destaca, en mi opinión, por su fino paladar y equilibrio, así como por la buena definición de sabores. De entre las witbier belgas que podemos conseguir por aquí con más facilidad, es mi favorita por esta razón, y su elegante presentación también fue decisiva para que el regalo fuera completo. No está de más comentar que le tengo cierto cariño a esta cerveza porque la descubrí durante mi etapa vital en Bélgica; y todo suma, ¿sabéis?
Pero faltaba algo sólido para acompañar; y, en este caso, mi abuela nos obsequió con unos dulces típicos de Sabadell llamados belgues, que están a medio camino entre galletita y pasta, y que tienen un dulzor bastante subido, con azúcar y mantequilla por doquier. Una delicia que, desde aquí, os recomiendo entusiastamente a los amantes de los dulces (si a alguien le interesa saber dónde se pueden conseguir, me puede mandar un correo electrónico).
El nombre del dulce es muy apropiado, ¿no creéis? |
La botella de 75cl. de BdB descansa, ahora, en una de las estanterías de casa de mi abuela: recuerdo de una bonita tarde que pude compartir con dos de las mujeres más importantes en mi vida. Una, me crío de pequeño, me indujo a la causa birraire y, además, tuvo que soportar mis travesuras de infancia. La otra, Mrs. Birraire, me cría de mayor, se ha pasado a la causa birraire y tiene que aguantar mis trastadas adultas.
Espero que todos hayáis pasado un buen día del santo más cervecero que tenemos. Salut y ¡enhorabuena a Cervecearte por la organización!
Para finales de noviembre toca ya el segundo #FFdA. ¡Qué rápido ha pasado este medio año! Habrá convocatoria oficial, pero ya os podéis ir preparando.
Bones, Joan! Me ha gustado muy mucho este post: pura pasión, cariño y, para mí lo más importante al hablar de cerveza, compartirla con otras personas. Enhorabuena por la buena birra y mejor compañía!
ResponderEliminarP.D. Desconocía la existencia de esas delicatessen dulzonas pero leyéndote tengo que reconocer que me han parecido una estupenda elección como acompañamiento para esa blanche.
Gràcies Pau! Pues una de las cosas que admiro de los británicos es precisamente que se van al pub con cualquier miembro de su familia, sea una persona mayor o con los críos. A mi iaia no me la voy a llevar a un pub, más que nada porque tampoco lo disfrutaría; pero sí que puedo compartir buenas birras con ella, y esto es genial :-).
EliminarComo bien dices, es muy importante compartir la birra con otras personas; y encima mi abuela estuvo encantada y disfrutó un montón la BdB. Gran iniciativa la de San Lúpulo, ¡sí señor!
Salut i fins aviat!
Genial, me ha encantado la entrada :). Y además, una abuela cervecera y que encima sabe que existe algo como Ratebeer me parece para presumir, sin duda.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Diego!
EliminarTener una iaia cervecera es cojonudo; de hecho, si se comporta, le van a caer algunas delicatessen por navidades para que las disfrute tranquilamente, jaja.
Lo de Ratebeer espero que no te lo hayas creído... Sólo era una broma :-P.
Saludos!
¡Bromas a mi no, que soy un ingenuo xD!
EliminarRatebeer no macho... pero BeerAdvocate sí jaja ;-).
EliminarPues yo me lo había creído ;) jejeje.
EliminarJoder, ¡no me podéis hacer tanto caso! ;-)
EliminarFardando de abuela, claro que sí!!!
ResponderEliminarCon la envidia que me habéis dado con el movidón del San Lúpulo, y encima ahora envidiando abuelas ajenas, jajajajaa.
Por cierto, las "belgues" fueron uno de los regalos que llevé a Bélgica en mi primer viaje, y les hizo mucha gracia. Algún día me tengo que enterar del origen del nombre.
Saludos!
¿Y quién no fardaría con una abuela tan trempada? :-).
EliminarCreo que todo buen sabadellenc tiene cierta devoción por las belgues. Yo también las he internacionalizado en más de una ocasión, aunque no en Bélgica. Tiene que ser gracioso que te venga un guiri y te diga: mira, estas pastas típicas nuestras se llaman sabadellenques, jaja.
Salut Carlos!
Una entrada llena de cariño, entrañable y muy personal. Encantado de conocer a tu abuela. No todo el mundo puede presumir de una abuela con gustos cerveceros, jejeje. Buena cerveza y buen acompañamiento gastronómico. Desconocía por completo la existencia de esas dulces delicias de Sabadell, que tienen tan buena pinta. Qué mejor forma para celebrar San Lúpulo que compartiendo una buena cerveza en la mejor compañía? Un abrazo!
ResponderEliminarJaja, mi abuela ha saltado a la fama; este día en la quedada madrileña varios me preguntaron por ella, jaja.
EliminarPues las belgues son deliciosas. Un clásico entre los sabadellencs para hacer regalos y quedar bien cuando te invitan a cenar.
Y como bien dices, nada mejor que celebrar un día como éste con las personas que más quieres :-). ¡Un abrazo JAB!